martes, 15 de septiembre de 2009

Reseña Zbignew Bzrezinski "An Agenda for NATO. Toward a Global Security Web"




























Zbignew Bzrezinski, "An Agenda for NATO. Toward a Global Security Web", Foreign Affairs, Vol. 88, No. 5, septiembre-octubre 2009. p.1-20.


Hace algunos meses en este espacio refería un acontecimiento trascendental en las relaciones internacionales de la contemporaneidad: el 60 aniversario de la fundación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, (NATO en inglés, véase mi artículo "Feliz Cumpleaños OTAN", abril de 2009). Cuando parecía que había quedado atrás este importante episodio de 2009, recibí en mi correo hace ya algunas semanas el boletín mensual de la influyente revista estadounidense Foreign Affairs, en el que se anunciaba el flamante nuevo artículo del geoestratega polaco-estadounidense Zbignew Brzezinski. El título me pareció muy sugestivo, considerando además el peso del autor en el establishment norteamericano, por lo cual decidí adquirirlo al módico precio de 1 dólar, y tras leerlo consideré pertinente escribir una reseña, dada la relevancia de los temas tocados por el autor en el texto arriba citado.


Antes de comenzar es pertinente decir quién es el autor al que me referiré a lo largo de este texto. El curriculum de Brzezinski es impresionante, pero bastará decir que fue uno de los principales artífices de la victoria estadounidense contra la Unión Soviética en la Guerra Fría. ¿Cómo pudo ser esto? Sencillo de responder: fue asesor de seguridad nacional del presidente Carter de 1977 a 1981, sentando así las bases de la política exterior estadounidense en la recta final de la Guerra Fría. Por consiguiente, al ser un hombre conocedor de los laberintos del sistema político estadounidense, Bzrezinski es una buena fuente para divisar el futuro de las relaciones internacionales en una época en la que, como bien señala el polaco-estadounidense en este artículo, las naciones están cada día más políticamente despiertas (claramente México no entra en este juego).


El artículo comienza con una valoración histórica de la OTAN a lo largo de sus 60 años de existencia. Para Brzezinski la OTAN institucionalizó tres momentos nodales en las relaciones internacionales de la edad contemporánea: 1) El fin de la por siglos interminable "guerra civil" (sic) librada en Occidente por la hegemonía en el Atlántico Norte y Europa. (Recordar que hasta la Segunda Guerra Mundial Europa había estado casi 700 años en constante guerra). 2) El compromiso de Estados Unidos al termino de la Segunda Guerra Mundial de proteger a Europa de la amenazante dominación soviética; y 3) la pacífica terminación favorable a Occidente de la Guerra Fría, cuya principal consecuencia fue la "creación de las precondiciones de una mayor Unión Europea democrática" y el fin de la división geopolítica del Viejo Continente.


No obstante los éxitos de la OTAN de finales del siglo XX, el autor sostiene que tras haber dejado de existir su razón de ser, o sea la amenaza del bloque soviético, la organización transatlántica ha tenido que buscar nuevos elementos que justifiquen su legitimidad como un cuerpo político-militar de carácter multinacional. Por lo tanto, ante los cambios que impone la dinámica geopolítica mundial, en la que el centro de gravedad político y económico del poder global se está moviendo del Atlántico Norte a la región Asia-Pacífico, son, pues, cuatro los grandes retos que enfrenta la alianza a corto, mediano y largo alcance. Y aquí llegamos a la parte central del artículo: en ella el autor enumera estos grandes retos que afronta una OTAN renovada con nuevos miembros alguna vez pertenecientes al otrora poderoso Pacto de Varsovia.


Primero: La cuestión afgano-pakistaní. A corto plazo este es el problema que más concierne a la cúpula política de los países del Atlántico Norte. El cómo obtener un resultado satisfactorio del empantanado contencioso contra el Taliban y demás grupos extremistas, es la principal preocupación, señala Brezinzski, de todos los países de la alianza. Secunda la posición de la administración Obama, de quien por cierto es asesor en materia de política exterior, en el sentido de que la guerra en Afganistán no se va a ganar sólo, ni principalmente mediante las armas, sino que un concertado proyecto económico y político-administrativo deben de ir por delante del ruido de las metralletas. Además, valora la importancia de integrar a China, India e incluso Irán en un dialogo estratégico con miras a buscar no ya una victoria hollywoodesca de Occidente, sino para evitar "un verdadero caos en la región". En pocas palabras: sin la ayuda de de estas potencias regionales (China ya ni tan regional), EU y sus aliados están condenados a fracasar en Afganistán. Tampoco deja de lado la vital importancia de Pakistán en el conflicto, ya que sin un Pakistán comprometido con la pacificación de sus zonas tribales, el avance de las tropas de la OTAN en las provincias más orientales de Afganistán no sirve demasiado.


Segundo. El artículo 5º del tratado de la alianza. Para el autor, este es un punto cardinal en el futuro de la OTAN. ¿Por qué? Porque el artículo 5º básicamente señala que cualquier ataque a cualquier miembro de la alianza será considerado como motivo para que cualquier país miembro tomé las represalias que considere pertinentes, incluyendo las de corte militar. Bzrezinski saca esto a colación, ligándolo con el primer gran reto ya enumerado. Para él, este artículo está fuera de la realidad presente, pues sólo aplicó en el momento en que los países europeos, debilitados tras la Segunda Guerra Mundial, aceptaron ponerse al amparo militar y económico de Estados Unidos. Sin embargo, esta situación no aplica más, aduce el autor, ya que los Estados europeos, ahora fortalecidos, no consideran muy necesario comprometerse de lleno en la lucha en Afganistán. Para ponerlo en una idea: Bzrezinski condena suavemente la falta de cooperación de Europa con EU en la guerra en Afganistán, y llama a reformular el articulo 5º de la alianza, al considerar a éste fuera de contexto histórico y geográfico, pues en la historia de la OTAN es inédita una guerra en la que tropas de esta alianza se hayan inmiscuido fuera de las costas de Europa y el Atlántico Norte. Por ende, es tarea primordial del nuevo secretario general Anders Fogh Rasmussen presionar para que se reactualice este artículo.


Tercero. Rusia. Consciente de la importancia de Rusia para acometer los retos del siglo XXI, principalmente a nivel regional pero también global, Brzrezniski señala que es necesario entablar serias negociaciones y comprometer al otrora hegemón global a un pacto estratégico mutuo. También hay que decirlo: Rusia no está en posición de depender solamente de una política unilateral, de hecho tiene que privilegiar la vía multilateral a pesar de sus nostálgicas pretensiones territoriales sobre la Europa Oriental y el Cáucaso. Lo importante de este punto es el reconocimiento de Rusia como un Estado primordial para el establecimiento de un sistema de seguridad global. Para decirlo sucintamente: sin el compromiso de Rusia, la OTAN no podrá concertar un sistema de seguridad global efectivo.


Cuarto. La OTAN y su respuesta a los nuevos "dilemas" (sic) de seguridad mundial. Para entender este punto es necesario referir la idea del autor en torno al "despertar político de la humanidad", la cual por cierto no es nueva, basta ver la revolución historiográfica del siglo XX para darnos cuenta de cómo la historia dejó de ser obra de los hombres de Estado y pasó a convertirse en una construcción conjunta de las masas. Empero, el punto de Brzezinski va en el sentido de que actualmente la humanidad se encuentra más interconectada en términos políticos, económicos y militares como nunca lo había estado antes en su historia, lo cual, aunado a la proliferación de grupos fundamentalistas y chauvinistas resentidos con el colonialismo occidental, además de la repartición de poder observada desde comienzos de siglo, hacen que las amenazas a la seguridad de los Estados sean más latentes y más difíciles de manejar con un sistema de seguridad mundial tan limitado como el que actualmente se tiene. Entonces, propone que se cree un sistema global de seguridad en el que estén interconectadas, mediante acuerdos estratégicos, las principales alianzas militares del orbe: desde luego la OTAN, pero también la Organización de Cooperación de Shangai, que agrupa a Rusia, China y 4 repúblicas centroasiáticas. la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (CSTO) que agrupa a Rusia y a repúblicas ex-soviéticas de Europa del Este, así como acuerdos estratégicos con naciones individuales importantes por su posición geopolítica como India, China e incluso un cadavérico Japón que intentará regresar al tablero de ajedrez global con su nuevo gobierno de centro-izquierda.


Todos los argumentos del autor en el presente artículo tienen su razón de ser en su posición respecto a este último punto, pues para Brzezinski, y ésta es precisamente la idea principal del texto, la OTAN tiene que erigirse como el "centro de gravedad de una red global de seguridad formada por varios tratados de seguridad y cooperación entre Estados con un creciente poder de actuar". Bzrezinski está embriagado por el éxito que ciertamente tuvo la alianza en estabilizar política y militarmente a Occidente, para él la OTAN significó un nuevo paradigma en las relaciones internacionales comparable incluso a aquel que sentara las bases de la diplomacia moderna: el tratado de Westphalia de 1643. Sin embargo, está consciente de que su éxito a corto, mediano y largo plazo depende del cumplimiento de los 4 puntos mencionados.


Ahora bien, desde mi punto de vista, un aspecto sumamente destacable del presente artículo, y más por la naturaleza de quien lo escribió, es la aceptación de la multipolaridad en la política internacional. Incluso, el mismo Brzezinski condenó la unipolaridad neoconservadora estadounidense en Irak y su consiguiente fracaso. Esto no quiere decir que EU vaya a renunciar a su poderío global, mas se ha dado cuenta de que la realidad es totalmente opuesta a aquella de la década de los 90 del siglo pasado en la que la unipolaridad era incuestionable. Bzrezinski sabe mejor que nadie que Occidente puede ser tragado en un futuro no muy lejano por el Islam y Asia Oriental, regiones cuya población y economía (El Islam en términos económicos no tanto) van en un aumento descomunal comparado con Occidente. Por lo tanto, para el geoestratega, la OTAN puede ser quizá esa última carta para contrarrestar el creciente poderío de las civilizaciones no occidentales.