miércoles, 29 de abril de 2009

Los primeros 100 días de Barack Obama en la presidencia de Estados Unidos











El pasado lunes 27 de abril se cumplieron 100 días desde que asumió la presidencia de Estados Unidos Barack Hussein Obama. A continuación haremos un análisis sucinto de sus principales acciones en materia de política exterior, que es lo que nos interesa en este blog.

Desde mi punto de vista 4 son los aspectos más importantes en la conducción de la política exterior de Obama. Al menos así lo han mostrado sus primeras acciones. 1) El más importante de todos: Afganistán y Pakistán. 2) El establecimiento de una relación de mutuo respeto e interés con Rusia. 3) El fortalecimiento del vínculo estadounidense con Turquía. 4) La reconfiguración de las relaciones con Latinoamérica, especialmente el caso de Cuba. Desglosemos, pues, cada uno.

1) Afganistán y Pakistán. Como bien señaló durante su campaña presidencial, Obama está centrando sus esfuerzos en eliminar la resistencia talibán y de Al-Qaeda en los diversos frentes en la convulsa frontera de ambos países. Su estrategia, denominada en los círculos académicos estadounidenses como el combo AfPak, está centrada básicamente en emprender una ofensiva militar de largo alcance (por eso fue a pedir tropas a Europa en la pasada cumbre de la OTAN en Estrasburgo). Sin embargo, en mi opinión, esta ofensiva está destinada a fracasar si no se fortalecen las instituciones políticas tanto en Pakistán como en Afganistán, principalmente en el primero.

Así, Pakistán debe ser el principal objetivo de Estados Unidos. Sin cambios significativos en Pakistán, no puede haber ningún éxito en Afganistán. Por lo tanto, ambos países forman una relación dialéctica en términos de estrategias; sin el éxito en alguno de ellos no puede haber éxito para el otro.  Algunas de las estrategias que pueden funcionar son las siguientes:

a) Intensa labor diplomática. Ésta está a cargo del flamante diplomático Richard Hoolbroke, quien dicho sea de paso tiene en su currículum el haber obtenido el pacto que finalizó la cruenta guerra de Bosnia en 1995. En una entrevista en CNN hace algunas semanas el diplomático mencionó que ésta es la tarea más ardua que jamás haya tenido en términos de negociación política, lo cual significa que la situación en Pakistán no es nada alentadora. Así, el trabajo de Hoolbroke debe radicar en conciliar las partes políticas, demasiado divergentes en aquel país, asimismo, en cooptar elementos del Talibán moderados, pues muchos de ellos actúan bajo amenazas de grupos más radicales, como Al-Qaeda.

b) Desarrollo económico. En este apartado se incluyen las medidas que EU debe de tomar con tal de estimular la economía pakistaní, para que ésta se avoque a realizar fuertes gastos en materia educativa, infraestructura, fomento agrícola y reconstrucción de viviendas, así como una gran inversión a las policías locales en las áreas fronterizas con Afganistán.

c) Ataques militares bien definidos. Se ha venido haciendo, incluso desde la presidencia de George W. Bush, el bombardeo de objetivos en territorio Pakistaní mediante aviones de alta tecnología no tripulados. Sin embargo, esos objetivos rara vez fueron alcanzados, generalmente dañando a la población civil.  Una nueva estratagema militar, de objetivos bien definidos, en donde los talibanes tengan sus safe heavens, puede servir para eliminar cabecillas importantes de los movimientos insurgentes, principalmente en el valle del Swat y en las Áreas Tribales Federalmente Administradas.  

Para una revisión más pormenorizada de las estrategias necesarias para pacificar, estabilizar, fortalecer tanto Afganistán como Pakistán véase el informe del Council on Foreign Affairs titulado, “From AfPak to PakAf. A Response to the New U.S. Strategy for South Asia”. (CFR, abril 2009).

 

2) Rusia. Como bien sabemos, las relaciones entre la Federación de Rusia y Estados Unidos, durante la presidencia de Putin y Bush respectivamente, llegaron a su nivel más bajo desde la Guerra Fría. Ahora, Obama, junto con un presidente ruso más abierto al diálogo, aunque realmente sea Putin quien tenga el poder, intenta buscar la cooperación del país más extenso del mundo en temas en los que esté directamente inmiscuido tales como Afganistán, Corea del Norte y principalmente Irán.  

 

No obstante, el gran hito durante estos primeros 100 días fue la disposición de reducir a niveles históricos el número de cabezas nucleares de ambos países. Es necesario remplazar el casi caduco START (Strategic Arms Reduction Treaty), por un tratado que, a partir de la expiración de este último en diciembre del presente año, reduzca al máximo la amenaza nuclear. Obama está sentando las bases para un tratado con Rusia que si no radical, sí significativamente reducirá las armas de las dos potencias nucleares más importantes.

 

3) Turquía. Salvo el tropiezo que Obama cometió, referido en mi post anterior, la política de acercamiento hacia este país musulmán secular está funcionando; pues este país es de suma importancia en materia geopolítica y geoestratégica no sólo para Estados Unidos sino también para Occidente. ¿Por qué es tan importante Turquía para la política exterior estadounidense? Simple y sencillamente porque de ella depende en buena medida para que se concrete uno de los proyectos energéticos más ambiciosos de Occidente: el oleoducto Nabucco, o BTC, el cual correría de Bakú, Azerbaiyán, a Tbilisi, Georgia, y de ahí a Ceyhan, Turquía. Con la concreción de este ambicioso proyecto, (extraer petróleo de las repúblicas de Asia Central ribereñas del Caspio y transportarlo a Europa vía Turquía), Estados Unidos asestaría un severo a golpe a Rusia en su política energética, pues cabe recordar que ésta es la principal proveedora, y en algunos países a niveles impresionantes, de energéticos a Europa. Nabucco reduciría enormemente la dependencia europea de Rusia.  (Véase el artículo del diplomático indio M K Bhadrakumar, “US promotes Iran in energy market”; Asia Times Online, 28.4.09).

 

4) Latinoamérica. Aunque a muchos no les pareció la resolución final de la pasada Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago, es claro que el tono en las relaciones entre Estados Unidos y América Latina ha cambiado. Los países de Latinoamérica, principalmente gobernados por la izquierda, han delineado una política hacia EU de autonomía política e independencia económica. Desde hace muchos años EU no es más la mano que mese la cuna en las políticas internas de muchos de los países latinos. Bush nunca lo entendió, Obama sí. Esta es la gran diferencia.

 

Cuba en particular es el asunto más delicado para EU. Las primeras medidas que adoptó Obama (viajes ilimitados para la comunidad cubano-estadounidense, envío de dinero, siempre y cuando no vaya a parar a las arcas de los Castro, entre otras) son clara señal de su disposición a restablecer las relaciones con la isla. Relaciones que dependen de un hecho en particular: el bloqueo. La pregunta obligada es: ¿debió decretar la finalización del bloqueo Obama? No. En política exterior las medidas radicales son contraproducentes. Paso a paso Obama está construyendo puentes de comprensión entre la comunidad cubana radicada en EU y los demás grupos políticos, para que en algunos años el bloqueo finalice. No me queda duda, y me arriesgo a decir que a mediados de su segundo periodo presidencial, porque estoy seguro que será reelecto a menos que algo catastrófico suceda, terminará el bloqueo hacia Cuba. Para ese entonces la pregunta será ¿cómo va a reaccionar Cuba ante tal suceso? Ya sin Fidel las cosas serán muy diferentes a como se pueden plantear ahora.

 

En suma, Barack Obama demostró en estos primeros 100 días que entendió muy bien que las relaciones internacionales hoy en día se rigen bajo el paradigma de la multipolaridad, esto es, la participación activa de una gran cantidad de países que reclaman su presencia en la arena internacional.

 

Podemos afirmar que ha terminado la era unipolar en la que Estados Unidos se asumía como la única y gran potencia rectora del destino de la mayoría de los países del orbe. Bush se encargó de propagar esta idea, ocasionando únicamente la decadencia en picada de su país.

 

Además, Obama ha optado por un camino mucho más respetuoso y efectivo en la búsqueda de consensos y puentes de mutua comprensión entre los diversos Estados: la diplomacia. Sin embargo, no seamos ingenuos y pensemos que Estados Unidos va a querer dejar de ser el imperio que siempre ha sido. Eso nunca.  Dicho país, (así como Rusia, Francia, Inglaterra y los grandes imperios que han existido en la historia de la humanidad), tiene inextricablemente unido el afán imperial en su código genético cultural. La gran diferencia es que Obama se dio cuenta de que su imperio puede convivir con las demás naciones y actúa bajo su premisa que reza de la siguiente manera: “mutuo respeto y mutuos intereses”. Esperemos que al menos en los próximos 1000 días el histórico presidente siga cumpliéndola. 

lunes, 27 de abril de 2009

Turquía y el fantasma del genocidio armenio


No se puede seguir negando la historia. Un pueblo no puede seguir evadiendo su realidad histórica y menos cuestiones tan delicadas como lo son los genocidios. Turquía es precisamente lo que está haciendo: rechazando un acontecimiento histórico que cimbró la conciencia colectiva de dos grandes naciones, ricas en cultura e historia; a saber: Turquía y Armenia. Ambos pueblos ya no son los mismos a partir del genocidio perpetrado por los otomanos en contra de la población armenia, que habitaba la región de Anatolia (en la actual Turquía) en 1915. Según estimaciones, esta masacre dejó como saldo 1.5 millones de armenios asesinados.  

La cuestión es sumamente delicada, estamos hablando de un acontecimiento que hoy en día está inextricablemente ligado a la conciencia histórica  de turcos y armenios. Se ha metido hasta lo más profundo de la médula de la población en general. Por lo cual hay que dirigirnos con mucha cautela  y sobre todo no politizar el asunto. Comencemos, pues, por definir qué quiere decir la palabra genocidio.

Según la Convención sobre la prevención y castigo del delito de genocidio de la ONU, el genocidio se define como cualquiera de los siguientes actos cometidos con el intento de destruir completamente, o en parte, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso: A) Matar miembros del grupo. B) Causar daño físico o mental a los miembros del grupo. C) Infligir deliberadamente sobre el grupo condiciones de vida encaminadas a la destrucción parcial o total del mismo. D) Imponer medidas con el objetivo de prevenir nacimientos dentro del grupo. E) Transferir a la fuerza niños de un grupo a otro. (Véase la Resolución 260 (III) de la Asamblea General de la ONU adoptada el 9 de diciembre de 1948).

Negar que fue genocidio lo acometido por los otomanos en contra de la población armenia es un la negación irracional de la historia. Es como negar el Holocausto, independientemente de que las cifras de judíos muertos puedan variar. Lo que sí es necesario hacer en aras de aproximarnos con el mayor grado de exactitud a la  realidad histórica es considerar varias cuestiones fundamentales para aprehender la complejidad de este proceso, porque un genocidio no sucede por casualidad, ni sus repercusiones son menospreciables. Un genocidio es per se la más prístina manifestación de la crueldad humana en dónde no sólo aspectos étnicos y religiosos se mezclan, como comúnmente se cree, sino también aquellos de índole política, económica y social.

Las principales consideraciones que hay hacer para resolver esta cuestión son de índole histórica, básicamente, y en última instancia de índole política debido al manejo de la cuestión que en estos días se ha hecho en el marco de las relaciones bilaterales entre Turquía y Armenia, así como de los intereses estadounidenses en la región.

Primea consideración: La actual Turquía no es lo mismo que el Imperio Otomano. Al igual que armenios, pero en menor medida, los turcos separatistas también sufrieron abusos y asesinatos en serie por parte de de las autoridades del Imperio. La actual Turquía, en términos políticos, tiene sus orígenes en la revolución turca de Ataturk en 1923, la cual sentó las bases del Estado turco secularizado y occidentalizado turco de hoy en día. Culpar a la Turquía de hoy, e incluso exigir sanciones e indemnizaciones a organizaciones internacionales, es como culpar a Rusia de la hambruna (conocida como Holomodor entre los ex­-soviéticos), muchos dicen deliberada, ocasionada por las medidas del gobierno soviético de Stalin entre 1932-1933, la cual dejó millones de ucranianos, bielorrusos y rusos muertos. (Véase el gráfico “Famine in the USSR in 1932-1933”; RIA Novosti, 2007). Ucrania recientemente exigió en las Naciones Unidas que se reconozca este suceso como un genocidio a su población. Además, exigió sanciones en contra de la Federación de Rusia, como si los rusos no hubieran sido también víctimas de la hambruna. Evidentemente Ucrania está politizando el asunto. Recordemos que las relaciones entre ambos Estados, Rusia y Ucrania, son de constante choque, principalmente de índole geopolítico y económico.

Segunda consideración: Más investigación histórica debe de emprenderse en aras de esclarecer lo más posible este delicado problema. ¿Quiénes fueron los verdaderos responsables?, ¿Cuáles fueron los procedimientos ejecutados para llevar a cabo la masacre?, ¿Por qué el naciente Estado turco rechazó aceptar el genocidio de sus antecesores y prolongó una cuestión tan importante hasta el día de hoy?, ¿Cuál fue el grado de influencia que tuvieron los intereses de grandes potencias como el Imperio Ruso, Inglaterra y Francia en el conflicto entre turcos y armenios que se remonta al año de 1896? son algunas de las preguntas que deben de plantearse los historiadores en la realización de una fidedigna investigación histórica. Lo más importante debe ser esclarecer y saber diferenciar entre el Imperio Otomano y la República de Turquía. El esclarecimiento del papel turco en el genocidio puede coadyuvar a la comprensión total del proceso histórico.  

Es de destacar que el Estado turco está dispuesto a colaborar con el esclarecimiento de los eventos perpetrados en 1915. La apertura de archivos es un paso importante para la concreción de las metas propuestas, así como la convocatoria de una junta especializada de historiadores, que no sólo deben de incluir aquellos de nacionalidad turca sino también armenia. Ese puede ser un primer gran paso en el complicado proceso de reconciliación entre ambas naciones.

Tercera consideración. No politizar el asunto. Ya lo dijo Ertugrul Apakan, subsecretario del minstro de Relaciones exteriores de Turquía: “esa cuestión debe ser resuelta por historiadores, no por políticos”. (Hurriyet Daily News, 27.4.09). No hay más que decir en este punto, las palabras del funcionario turco son más que representativas. Los políticos no deben de esgrimir asuntos históricos con tal de obtener beneficio a sus intereses o a los de su nación, y menos en cuestiones tan delicadas como lo es un genocidio.

En este sentido Barack Hussein Obama está cometiendo un imprudente error. En una declaración del 24 de abril el presidente de Estados Unidos no reconoció que fue un genocidio, sino que se refirió a lo acaecido en 1915 con el término armenio “Meds Yehern”, el cual traducido al inglés quiere decir “el gran desastre” o “la gran calamidad”. Sin embargo, sus declaraciones molestaron tanto a turcos como armenios. La clase política turca señala que Estados Unidos no debe de meterse en cuestiones de esa índole, pues en estricto sentido éstas son cuestiones internas. Mientras tanto, los armenios, se decepcionaron porque Obama no se refirió a la masacre como genocidio. En su opinión, el presidente se mostró tibio y no mencionó los hechos tal cual fueron.

Así, Obama quedó mal ante turcos y armenios. En mi opinión el mandatario debe de abstenerse de hacer cualquier tipo de declaración de este tipo, a pesar de que en su campaña para la presidencia de EU prometió reconocer los hechos como un genocidio. Un mandatario no puede jugar con estos problemas, obviamente Obama no se puede conducir de la misma manera como lo hacía antes de ser presidente y menos en materia de política exterior. Reconocer que fue un genocidio haría retroceder el gran avance que Turquía ha mostrado en pos de convertirse en un sólido satélite de Estados Unidos en Medio Oriente. Para los intereses de Estados Unidos esto sería un duro golpe. Estados Unidos no tiene que decir que fue un genocidio, sino presionar a Turquía para que ella misma lo haga. 

Asimismo, Estados Unidos, en parte gracias a la importante presencia que tiene este país en la región, puede fomentar y presionar tanto a turcos y armenios para que se avoquen a la resolución de esta problemática. Esta presión se puede ejercer a través de los círculos diplomáticos de nivel medio y no necesariamente en los altos niveles en donde los actores son figuras públicas a nivel internacional, como es el caso del presidente y la secretaria de Estado.

En conclusión, para la reconciliación entre los pueblos turco y armenio debe de existir una mutua cooperación en el tratamiento de los atroces acontecimientos de 1915. La buena voluntad mostrada es un paso importante para futuras resoluciones. Asimismo, mayor apertura turca para la investigación histórica es necesaria, así como la disposición de los gobiernos para apoyar los comités que en un futuro se puedan crear. Más aun, Estados Unidos, al menos su presidente y altos funcionarios diplomáticos, deben abstenerse de juzgar el pasado. El trabajo diplomático a nivel medio es la mejor herramienta para presionar a los gobiernos a tomar cartas en el asunto y no retrasar más una cuestión que lleva años sin ser resuelta.

En última instancia, Turquía tiene que dejar de cargar con ese fantasma del pasado y reconocer los hechos como fueron, esto es: reconocer el genocidio y a partir de este reconocimiento construir puentes de mutua confianza y colaboración con las autoridades armenias y con la población en general. El objetivo principal debe ser el completo restablecimiento de las relaciones bilaterales entre el Estado turco y Armenia. Objetivo que sólo se podrá cumplir cuando lo referente al genocidio de 1915 quede resuelto. Claro ejemplo de que la verdad histórica, puede ser usada no para beneficiar y cuidar los intereses políticos de determinados grupos (EU), sino para la reconciliación de dos grandes pueblos. Así, no hay mejor índice para medir la maduración de una sociedad que reconociendo abiertamente su historia. 

viernes, 24 de abril de 2009

Desastre humanitario en Sri Lanka


Las guerras civiles son procesos frecuentes en la historia contemporánea. Producto del colonialismo, numerosos Estados-nación fueron creados bajo la ficción de la división étnica irreconciliable, pero necesaria para la pervivencia del Estado en cuestión. Vaya contradicción! Los casos más dramáticos de este fenómeno los podemos encontrar en el África central, en donde los imperios europeos dividieron a la población de manera indiscriminada, sembrando la semilla de la infausta violencia entre diferentes etnias; Ruanda, Burundi, Uganda y la República Democrática del Congo son los más claros ejemplos del grado de violencia que se puede cometer cuando en aras de conseguir un beneficio político y económico se esgrimen argumentos étnicos por parte de determinada facción. A este proceso de violencia y asesinatos en  masa, lo cual per se conlleva a un desastre humanitario, se le llama genocidio.

En esta ocasión vamos a referir brevemente la dramática situación de Sri Lanka, que actualmente vive un conflicto militar entre las fuerzas leales al gobierno y los Tigres de Liberación del Eelam Tamil. Para comprender grosso modo el conflicto es necesario un contexto histórico.

El imperio más poderoso que ha existido sobre la faz de la tierra, o sea el Imperio Británico, colonizó el sureste asiático en el siglo XIX, de donde extraía materias primas que enriquecían enormemente su tesoro público. Las colonias del sureste asiático fueron importantes para los británicos no sólo por su enorme riqueza natural sino también por su posición estratégica al estar situadas en la costa del Océano Índico oriental. India fue quizá la colonia más importante para el Imperio Británico, pero no la única. Sri Lanka, antiguamente llamada Ceylán también fue parte de este sistema colonial, lo cual, tras su independencia en 1948, le costó sangre, pues la reconstrucción de una nación tras siglos de opresión por parte de un Imperio es de suma complejidad, desorden, anarquía e ingobernabilidad. México en el siglo XIX es claro ejemplo de lo que acabo de exponer.

Sri Lanka, pues, desde su independencia ha venido trabajando enormemente en su afán de construir un Estado que ejerza verdaderamente el poder en toda la isla. Sin embargo, el problema que más ha obstruido la realización de este propósito es la presencia en la parte oriental de la isla del grupo “político”-militar autodenominado Tigres de Liberación del Eelam (LTTE), creado en 1976. Básicamente este grupo, calificado por el Departamento de Estado como organización terrorista en 1997, tiene como consigna la creación de un Estado Tamil independiente de Sri Lanka. A pesar de que, como mostró el censo de 2001, los singaleses constituyen el 82% de la población, mientras los tamiles sólo el 9.4%. (Véase Jayshree Bajoria, “The Sri Lankan Conflict”; Council on Foreign Affairs, 10.2.09).

 Entonces, el problema radica en que los Tigres Tamiles, nombre comúnmente usado para referirse a los integrantes de esta agrupación, quieren la independencia de la zona donde su etnia es mayoritaria. Llevan a cabo acciones violentas y terroristas, amedrentan a la población y con base a estas acciones tratan de negociar para obtener respuesta a sus demandas. Así, tratando de obtener el poder de la región y en última instancia crear un Estado Tamil, el LTTE se ha enfrascado en una constante lucha con el ejército gubernamental de Sri Lanka, en la que desgraciadamente la principal perjudicada ha sido la población en general.

Como hemos dicho este conflicto no es nuevo, sin embargo, en estos últimos días el ejército singalés (gentilicio de Sri Lanka) está llevando a cabo una campaña de represión contra los integrantes del LTTE. En este conflicto buena parte de la población tamil está atrapada, pues ésta se ubica en la parte oriental de la isla anteriormente llamada Ceylán, por lo que la salida al mar es su única opción. Según Naciones Unidas aproximadamente 50,000 tamiles están atrapados en el desarrollo de los enfrentamientos militares, lo cual está causando un desastre humanitario en aquella región del planeta, porque la infraestructura y los servicios médicos son prácticamente nulos; la población está desprotegida. Aunado a los 50,000 atrapados en la zona de guerra, 95,000 más han abandonado la región y se han marchado a campos de refugiados en donde las condiciones humanitarias son realmente precarias. (Al Jazeera, 24.4.09).

Ahora bien, la prensa mundial no se encarga demasiado en el trato de estos asuntos, prefiere darle seguimiento a las acciones de las principales corporaciones banqueras y a la resolución de la crisis financiera del insolvente modelo neoliberal del capitalismo. De lo que se trata es de que el público en general se entere de las acciones sin sentido humanitario que no sólo gobiernos de Estados poderosos, como EU, llevan a cabo, sino que también pequeñas organizaciones como el LTTE,  el cual enarbola la independencia de una reducida región para realizar actos terroristas y obtener financiamiento mediante secuestro y extorsión a la población tamil que vive afuera de Sri Lanka.  

Con lo anterior no quiero decir que las cosas se deben de quedar así, por supuesto que no, las negociaciones deben de estar en primer plano antes que el conflicto militar, porque por encima de todo debe de cuidarse la integridad de los miles de desplazados por los constantes conflictos. Tampoco exento de responsabilidad al gobierno de Sri Lanka, que actualmente no busca una solución pacífica al conflicto, pues éste debería de proponer mesas de negociación en donde no se descartara la posibilidad de crear una república autónoma tamil dentro del propio Estado de Sri Lanka.  Soluciones pacíficas las hay, sólo que se necesita voluntad política. Pero ante todo son reprobables las acciones terroristas tanto del ejército singalés como las de los Tigres de liberación. Ambos ejércitos utilizan tácticas inhumanas y violan frecuentemente los derechos humanos: utilizan niños soldados, realizan actos suicidas, y se sirven de la población como escudos humanos.

Desde mi perspectiva, la más inmediata solución al problema humanitario es, sin lugar a dudas, el envío de una misión de paz de Naciones Unidas a la región, la cual debe de estar acompañada de una misión humanitaria cargada con toneladas de víveres, medicamentos y material de construcción para nuevas viviendas que son menester para la población desplazada, que lo ha perdido todo  merced a los combates.  La pregunta sería, ¿les interesará resolver este problema a las grandes potencias? Lamentablemente la respuesta es negativa. No hay interés.

sábado, 18 de abril de 2009

¿Será Bagram un nuevo Guantánamo?


El cierre de la prisión fantasma de Guantánamo en Cuba, ajena a todo Derecho Internacional, significó el primer paso hacia la reconstrucción de la política exterior estadounidense por el histórico nuevo presidente Barack Obama. Bien es sabido que esta prisión se caracteriza, (aún no se cierra sino hasta dentro de un año) por tener a los prisioneros más “peligrosos” según lo expresaba el “brillante” presidente George W. Bush. La mayoría de estos prisioneros eran tratados de manera inhumana, pues se les aplicaban torturas que la Casa Blanca permitía tales como el famoso waterboarding, la interrupción de sueño, así como vejaciones sexuales y golpizas al por mayor.

Gracias a la llegada de Obama a la presidencia, estos actos atroces contra la naturaleza del hombre están siendo erradicados en Guantánamo y probablemente hacia el comienzo de la primavera de 2010 la prisión situada en Cuba cerrará completamente un capítulo ignominioso de la historia contemporánea de EU. La tarea no va a ser sencilla, ya que todavía no se determina qué hacer con algunos de los prisioneros, la mayoría de países islámicos, que no pueden regresar a sus países de origen, así que deberán ser admitidos por algún país europeo o incluso dentro del mismo EU para continuar su juicio, ahora sí con todos los instrumentos jurídicos al alcance del detenido.

Obama ha tomado sabias decisiones con respecto a la relación EU-mundo islámico. Cerrar Guantánamo no sólo complace a las organizaciones internacionales encargadas de denunciar violaciones a los derechos humanos tales como Human Rights Watch o Aministía Internacional, sino que proyecta una nueva visión estratégica de lo que se debe hacer con los prisioneros acusados de terrorismo, lo cual genera marcos comprensivos de cooperación entre los gobiernos islámicos y el estadounidense. El gran problema de todo esto es que Guantánamo no es la única prisión en donde hay terroristas; Bagram es otra prisión que muy probablemente se convierta en un nuevo Guantánamo.

Así como a Obama se le ha elogiado por comenzar a tomar medidas que transformen la imagen internacional de Estados Unidos, también hay que ser críticos sobre algunos puntos en los que las políticas de la nueva administración pudieran llegar a convertirse en una repetición de aquellas de las de Bush. El manejo de la prisión en la base aérea estadounidense de Bagram, situada aprox. 50 km al norte de Kabul Afganistán, ha suscitado el malestar de activistas, quienes consideran que Obama está siguiendo la misma línea de Bush, en el sentido de seguirles negando el derecho a los prisioneros, en su mayoría talibanes radicales, de exigir un juicio justo en cortes estadounidenses.  (Deutsche Welle, 18.4.09).

Al igual que en Guantánamo, en Bagram el Derecho internacional no existe, no hay más reglas que se apliquen a los prisioneros más que las que los oficiales de guerra estadounidenses apostados en la base señalen. El debate se centra en si los prisioneros deben o no tener acceso a un juicio justo después de ser detenidos en la conflictiva zona. El Departamento de Justicia de Estados Unidos aduce que la base está situada en zona de guerra totalmente alejada de las costas de aquel país,  por lo que la ley en esos casos no aplica, sino que las condiciones del terreno van marcando lo que se debe de hacer con los prisioneros. (Fox News, 16.4.09).

Buena parte de esto es cierto, sin embargo, por encima de cualquier cosa debe cuidarse que sean respetados los derechos humanos de los detenidos.

Bagram tiene 500 detenidos y se espera que aumente este número, debido al anuncio del presidente Obama de incrementar los efectivos militares en la zona, lo cual conllevará a más acciones en el noroeste afgano de los ejércitos de la OTAN, principalmente el estadounidense.

Así, Bagram se convierte en un asunto muy delicado para Obama, quien por cierto no ha hecho declaraciones al respecto. Afectará demasiado la imagen del presidente si no hace nada al respecto; aún tiene la oportunidad de evitar una nueva mancha en la borrascosa historia norteamericana.

Ahora bien, por otro lado, hablando en términos generales la estrategia adoptada por Obama en torno a la pacificación de Afganistán es muy riesgosa. Quien sepa de historia no podrá negar que Afganistán es una “tumba imperial”, basta preguntarle a Alejandro Magno, a los ingleses en el XIX y a los soviéticos en los años 80 del siglo XX. Si la historia se compusiera de leyes, estaría tentado a decir tajantemente que Obama fracasará estrepitosamente en la pacificación de Afganistán, pues para esto es necesario tener 500,000 soldados en la zona, lo cual es técnicamente imposible. Lo anterior es señalado por Milton Bearden, antiguo agente de alto rango de la CIA en Pakistán en los ochenta,  en su artículo “Obama´s war, redefining victory in Afghanistan and Pakistan”, (Foreign Affairs, abril 2009). Según Bearden, más allá de ir a pedir tropas a Europa e incrementar sus efectivos militares en el país asiático, Obama lo que necesita es redefinir su estrategia y enfocarla mucho más a buscar la reconciliación con sectores con los que actualmente está luchando. Sectores moderados del Talibán pueden ser cooptados mediante negociaciones diplomáticas, tarea  que Richard Hoolbroke, enviado especial de la Casa Blanca a Afganistán y Pakistán, puede realizar muy bien aprovechando su habilidad de negociación.

Considero que militarmente Estados Unidos nunca podrá pacificar Afganistán. Si prioriza la vía militar por encima de todas, o incluso como la única tal y como hizo Bush, Obama concretará otro fracaso más de Estados Unidos en materia de política exterior. Lo que debe de hacer es aplicar mecanismos civiles en la reconstrucción de este país: empleo, educación, inversión, democratización e infraestructura son los pilares sobre los que se debe erigir la reconstrucción del Estado afgano. 

lunes, 6 de abril de 2009

Feliz cumpleaños OTAN



El pasado 4 de abril la OTAN (Organización de Tratado del Atlántico Norte) llegó a su sesenta aniversario como organización transatlántica. La historia todos la sabemos: la OTAN fue creada en 1949 para contrarrestar el poderío soviético que arreciaba tras su fulminante victoria frente a los nazis en el frente oriental durante la Segunda Guerra Mundial. La Guerra Fría enfrentó cara a cara a dos bloques militares, por un lado el mundo capitalista occidental representado por la OTAN, por otro, Europa del Este y Asia Central (recordar que Asia Central en su mayoría era parte de la Unión Soviética) representado por el Pacto de Varsovia.

El objetivo principal de la alianza era claro: contrarrestar la “amenaza” soviética. Para únicamente eso fue creada la OTAN. En 1991 la URSS desapareció del mapa, lo cual en teoría suponía la consiguiente desaparición de la OTAN. No fue así, EU vía OTAN se erigió como principal potencia geopolítica del orbe, e implementó un periodo de la historia contemporánea que denominamos como el de la unipolaridad. Sin embargo, la estrepitosa presidencia de George W. Bush, cuya política exterior estuvo dominada por los intereses depredatorios de las corporaciones norteamericanas, así como de la fundamentalista ideología de los “halcones” neoconservadores, llevó a la bancarrota económica y geopolítica a Estados Unidos.

Dentro del marco de la cumbre de la OTAN celebrada en Estrasburgo Francia, cuya apertura tuvo lugar en Baden Baden Alemania, Barack Obama, el flamante nuevo presidente de EU, está llamado a reconfigurar al orden político mundial. Así como la cumbre del G-20 estaba llamada a reconfigurar la arquitectura financiera mundial (que no hizo por cierto), la cumbre de la OTAN significó mucho para el desarrollo de las relaciones internacionales de hoy en día.

Primero que nada, Estados Unidos ya se dio cuenta que no es más el poder hegemónico mundial. Los noventa están a años luz, ese mundo unipolar feneció hace varios años, pero Bush no lo alcanzó a percibir. Este aserto lo fundamento con el hecho de que en la cumbre de la OTAN del año pasado en Bucarest, EU presionó imprudentemente a los demás miembros de la alianza para aceptar inmediatamente a dos repúblicas ex-soviéticas (Ucrania y Georgia).  Mientras tanto, en esta reunión si bien Obama desearía que ambos países formaran parte de la alianza, se ha mostrado muy prudente al aceptar el peso que tienen los países europeos como Alemania y Francia, quienes no quieren a Ucrania y a Georgia en la OTAN por temor a recibir represalias de Rusia. Así, al no apoyar firmemente la incorporación de ambos países, como lo hiciera Bush y la super bélica Condolezza Rice, EU está haciendo un avance en aceptar la existencia de un mundo multipolar. Rusia ha regresado y ahora reclama su terreno de influencia que tanto socavó Yelstin en los noventa, Obama parece entenderlo, pues de Rusia puede obtener muchas cosas importantes en asuntos en los que EU necesita inmediatamente ayuda: Afganistán principalmente e Irán.

Segundo, atestiguamos el desarrollo de una estrategia geopolítica de largo alcance: Francia. A Nicolás Sarkozy se le podrá tachar de todo, menos de ser un ineficiente conocedor de la realidad mundial. En la cumbre de Estrasburgo, Francia anunció su regreso a la estructura militar del comando de la OTAN (recordar que Charles de Gaulle retiró a Francia del comando en los sesenta en represalia a la abrumadora influencia estadounidense en Europa), lo cual significa que Francia tendrá ahora más importancia en el desarrollo de conflictos armados en donde la OTAN esté presente, principalmente Afganistán. Con esta medida Francia está de lleno nuevamente en la geopolítica mundial y se confirma, sin lugar a dudas, como la principal potencia europea en todos los frentes, menos en el económico donde Alemania va por delante.

Tercero, la elección del nuevo secretario general de la OTAN Anders Fogh Rasmussen, causó conmoción en Turquía, debido a la permisividad mostrada por el danés en el escándalo de las historietas burlescas del profeta Mahoma hace varios meses en Dinamarca. Sin embargo, Turquía aceptó la elección, pues es más grande su obsesión por convertirse en país occidental que defender su propia identidad civilizatoria. ¿Obsesión de convertirse en país occidental? Sustento este aserto con el intento de adhesión de Turquía a la Unión Europea. Que me diga alguien qué tiene que hacer Turquía en una organización europea. Concuerdo totalmente con Merkel y Sarkozy: Turquía no debe ser aceptado en la UE, bien se le puede dar un trato especial,  pero no el lugar 28 de la Unión.

Así pues, el mundo en materia de relaciones internacionales, políticamente hablando, vive una seria transformación que si bien ya venía dándose en los últimos años de Bush como presidente, Obama se ha encargado de afirmar y consolidar. Correctamente lo dice en todos sus discursos en el exterior: “la relación de EU con los demás Estados estará basada en mutuo respeto y mutuos intereses”. Eso es algo que Bush nunca entendió y miren cómo terminó su país. Por su parte,  Obama demuestra que la diplomacia sí funciona y que al dar ciertas concesiones, como con Rusia, puede obtener medidas que directamente beneficien los propios intereses de Estados Unidos.