lunes, 27 de abril de 2009

Turquía y el fantasma del genocidio armenio


No se puede seguir negando la historia. Un pueblo no puede seguir evadiendo su realidad histórica y menos cuestiones tan delicadas como lo son los genocidios. Turquía es precisamente lo que está haciendo: rechazando un acontecimiento histórico que cimbró la conciencia colectiva de dos grandes naciones, ricas en cultura e historia; a saber: Turquía y Armenia. Ambos pueblos ya no son los mismos a partir del genocidio perpetrado por los otomanos en contra de la población armenia, que habitaba la región de Anatolia (en la actual Turquía) en 1915. Según estimaciones, esta masacre dejó como saldo 1.5 millones de armenios asesinados.  

La cuestión es sumamente delicada, estamos hablando de un acontecimiento que hoy en día está inextricablemente ligado a la conciencia histórica  de turcos y armenios. Se ha metido hasta lo más profundo de la médula de la población en general. Por lo cual hay que dirigirnos con mucha cautela  y sobre todo no politizar el asunto. Comencemos, pues, por definir qué quiere decir la palabra genocidio.

Según la Convención sobre la prevención y castigo del delito de genocidio de la ONU, el genocidio se define como cualquiera de los siguientes actos cometidos con el intento de destruir completamente, o en parte, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso: A) Matar miembros del grupo. B) Causar daño físico o mental a los miembros del grupo. C) Infligir deliberadamente sobre el grupo condiciones de vida encaminadas a la destrucción parcial o total del mismo. D) Imponer medidas con el objetivo de prevenir nacimientos dentro del grupo. E) Transferir a la fuerza niños de un grupo a otro. (Véase la Resolución 260 (III) de la Asamblea General de la ONU adoptada el 9 de diciembre de 1948).

Negar que fue genocidio lo acometido por los otomanos en contra de la población armenia es un la negación irracional de la historia. Es como negar el Holocausto, independientemente de que las cifras de judíos muertos puedan variar. Lo que sí es necesario hacer en aras de aproximarnos con el mayor grado de exactitud a la  realidad histórica es considerar varias cuestiones fundamentales para aprehender la complejidad de este proceso, porque un genocidio no sucede por casualidad, ni sus repercusiones son menospreciables. Un genocidio es per se la más prístina manifestación de la crueldad humana en dónde no sólo aspectos étnicos y religiosos se mezclan, como comúnmente se cree, sino también aquellos de índole política, económica y social.

Las principales consideraciones que hay hacer para resolver esta cuestión son de índole histórica, básicamente, y en última instancia de índole política debido al manejo de la cuestión que en estos días se ha hecho en el marco de las relaciones bilaterales entre Turquía y Armenia, así como de los intereses estadounidenses en la región.

Primea consideración: La actual Turquía no es lo mismo que el Imperio Otomano. Al igual que armenios, pero en menor medida, los turcos separatistas también sufrieron abusos y asesinatos en serie por parte de de las autoridades del Imperio. La actual Turquía, en términos políticos, tiene sus orígenes en la revolución turca de Ataturk en 1923, la cual sentó las bases del Estado turco secularizado y occidentalizado turco de hoy en día. Culpar a la Turquía de hoy, e incluso exigir sanciones e indemnizaciones a organizaciones internacionales, es como culpar a Rusia de la hambruna (conocida como Holomodor entre los ex­-soviéticos), muchos dicen deliberada, ocasionada por las medidas del gobierno soviético de Stalin entre 1932-1933, la cual dejó millones de ucranianos, bielorrusos y rusos muertos. (Véase el gráfico “Famine in the USSR in 1932-1933”; RIA Novosti, 2007). Ucrania recientemente exigió en las Naciones Unidas que se reconozca este suceso como un genocidio a su población. Además, exigió sanciones en contra de la Federación de Rusia, como si los rusos no hubieran sido también víctimas de la hambruna. Evidentemente Ucrania está politizando el asunto. Recordemos que las relaciones entre ambos Estados, Rusia y Ucrania, son de constante choque, principalmente de índole geopolítico y económico.

Segunda consideración: Más investigación histórica debe de emprenderse en aras de esclarecer lo más posible este delicado problema. ¿Quiénes fueron los verdaderos responsables?, ¿Cuáles fueron los procedimientos ejecutados para llevar a cabo la masacre?, ¿Por qué el naciente Estado turco rechazó aceptar el genocidio de sus antecesores y prolongó una cuestión tan importante hasta el día de hoy?, ¿Cuál fue el grado de influencia que tuvieron los intereses de grandes potencias como el Imperio Ruso, Inglaterra y Francia en el conflicto entre turcos y armenios que se remonta al año de 1896? son algunas de las preguntas que deben de plantearse los historiadores en la realización de una fidedigna investigación histórica. Lo más importante debe ser esclarecer y saber diferenciar entre el Imperio Otomano y la República de Turquía. El esclarecimiento del papel turco en el genocidio puede coadyuvar a la comprensión total del proceso histórico.  

Es de destacar que el Estado turco está dispuesto a colaborar con el esclarecimiento de los eventos perpetrados en 1915. La apertura de archivos es un paso importante para la concreción de las metas propuestas, así como la convocatoria de una junta especializada de historiadores, que no sólo deben de incluir aquellos de nacionalidad turca sino también armenia. Ese puede ser un primer gran paso en el complicado proceso de reconciliación entre ambas naciones.

Tercera consideración. No politizar el asunto. Ya lo dijo Ertugrul Apakan, subsecretario del minstro de Relaciones exteriores de Turquía: “esa cuestión debe ser resuelta por historiadores, no por políticos”. (Hurriyet Daily News, 27.4.09). No hay más que decir en este punto, las palabras del funcionario turco son más que representativas. Los políticos no deben de esgrimir asuntos históricos con tal de obtener beneficio a sus intereses o a los de su nación, y menos en cuestiones tan delicadas como lo es un genocidio.

En este sentido Barack Hussein Obama está cometiendo un imprudente error. En una declaración del 24 de abril el presidente de Estados Unidos no reconoció que fue un genocidio, sino que se refirió a lo acaecido en 1915 con el término armenio “Meds Yehern”, el cual traducido al inglés quiere decir “el gran desastre” o “la gran calamidad”. Sin embargo, sus declaraciones molestaron tanto a turcos como armenios. La clase política turca señala que Estados Unidos no debe de meterse en cuestiones de esa índole, pues en estricto sentido éstas son cuestiones internas. Mientras tanto, los armenios, se decepcionaron porque Obama no se refirió a la masacre como genocidio. En su opinión, el presidente se mostró tibio y no mencionó los hechos tal cual fueron.

Así, Obama quedó mal ante turcos y armenios. En mi opinión el mandatario debe de abstenerse de hacer cualquier tipo de declaración de este tipo, a pesar de que en su campaña para la presidencia de EU prometió reconocer los hechos como un genocidio. Un mandatario no puede jugar con estos problemas, obviamente Obama no se puede conducir de la misma manera como lo hacía antes de ser presidente y menos en materia de política exterior. Reconocer que fue un genocidio haría retroceder el gran avance que Turquía ha mostrado en pos de convertirse en un sólido satélite de Estados Unidos en Medio Oriente. Para los intereses de Estados Unidos esto sería un duro golpe. Estados Unidos no tiene que decir que fue un genocidio, sino presionar a Turquía para que ella misma lo haga. 

Asimismo, Estados Unidos, en parte gracias a la importante presencia que tiene este país en la región, puede fomentar y presionar tanto a turcos y armenios para que se avoquen a la resolución de esta problemática. Esta presión se puede ejercer a través de los círculos diplomáticos de nivel medio y no necesariamente en los altos niveles en donde los actores son figuras públicas a nivel internacional, como es el caso del presidente y la secretaria de Estado.

En conclusión, para la reconciliación entre los pueblos turco y armenio debe de existir una mutua cooperación en el tratamiento de los atroces acontecimientos de 1915. La buena voluntad mostrada es un paso importante para futuras resoluciones. Asimismo, mayor apertura turca para la investigación histórica es necesaria, así como la disposición de los gobiernos para apoyar los comités que en un futuro se puedan crear. Más aun, Estados Unidos, al menos su presidente y altos funcionarios diplomáticos, deben abstenerse de juzgar el pasado. El trabajo diplomático a nivel medio es la mejor herramienta para presionar a los gobiernos a tomar cartas en el asunto y no retrasar más una cuestión que lleva años sin ser resuelta.

En última instancia, Turquía tiene que dejar de cargar con ese fantasma del pasado y reconocer los hechos como fueron, esto es: reconocer el genocidio y a partir de este reconocimiento construir puentes de mutua confianza y colaboración con las autoridades armenias y con la población en general. El objetivo principal debe ser el completo restablecimiento de las relaciones bilaterales entre el Estado turco y Armenia. Objetivo que sólo se podrá cumplir cuando lo referente al genocidio de 1915 quede resuelto. Claro ejemplo de que la verdad histórica, puede ser usada no para beneficiar y cuidar los intereses políticos de determinados grupos (EU), sino para la reconciliación de dos grandes pueblos. Así, no hay mejor índice para medir la maduración de una sociedad que reconociendo abiertamente su historia. 

1 comentario:

Consalvo Ferrante dijo...

Bien, creo que has cometido algunos de los garrafales errores que abundan en la historiografía occidental:
Fuentes más fidedignas (entiéndase Dios) me han indicado que el número de muertos armenios no superó los 500000. Además, este "genosidio" respondió a la defensa de Turquía de los intereses occidentales. En la primera guerra mundial los ingleses en su campaña para fomentar independencias en el imperio otomano y desfragmentarlo (lo cual sicedió) los armenios jugaron un papel fundamental, al ofrecer en apoyo a occidente una rebelión en Anatolia que habría dejado vulnerable a Turquía ante Rasiya e Ingalaterra, por lo que el traslado forsoso de los armenios se vió como la opción más coherente para las autoridades optomanas.
Por otro lado, desde finales del siglo XIX la interferencia de Rasiya y sus planes de hacerse de la "Gran Eslavonia" en el imperio otomano rompieron el delicado equilibrio étnico que habían hecho girar la rueda turca dutante siglos.
Cabe aclarar que los rusos jamás dejaron de lado sus intereses expansionistas en el imperio y la naciente república turca, al grado que Kemal tubo que recibir apoyo británico para persuadir a los soviéticos de expandirse en Anatolia.
Por otro lado, los turcos (una de las etnias mas grandes de eurasia, presentes en toda asia central, rasiya, etc...)que estaban esparcidos por toda asia central, rasiya, etc... se vieron en aprietos con el asenso de los bolchevikes en la urss, por lo que la emigrasi´n masiva a Turquía fue inminente. Cabe aclarar que muchos de los primeros turcos importantes en el gobierno venian de asua central y el imperio eslavo. Bien, estos turcos necesitaban tierras, y los armenios que eran hostiles a las autoridades salían sobrando en turquía.
Como sea, pedir responsabilidad a Turquía del asunto es idiota. Los armenios que murieron ya no pueden reclamar y no quedan supervivientes.
Otro caso distinto es Palestina, donde dia con dia se siguen masacrando jiños palestinos, eso si es gensidio en acción y nadie hace nada por intervenir. Pareciera que asuntos como el de los armenios solo buscan restarle importancia a l de los palestinos en la región.
Y algo interesante para cotinuar: que Ataturk haya construido su pais a la usansa occidental no significa que Trquía lo sea. Al morir Ataturk la mayoría de sus reformas se vinieron abajo y actualmente Turquía es tan musulmana y tradicionalista como hace 100 años. El único problema es que las élites del gobiernono entienden y cada vez que tratan de meter una reforma occidentalizadora en el pais esta se les voltéa con el descontento popular. Para referencias recientes vease el caso de la prohibición del velo en las universidades que causó conmoción en todo el pais.
PD: El Holocausto no existió y a quien me contradiga le tumbo los dientes a palos.