domingo, 28 de septiembre de 2008

¿Cómo puede John McCain evitar la derrota?

La política exterior estadounidense ha estado demasiado activa en los últimos ocho años. Una cantidad considerable de acontecimientos en materia internacional están estrechamente relacionados con el comportamiento político, económico y financiero de Estados Unidos (v.gr. 11/9, Irak, Afganistán, Corea del Norte, Georgia). La presidencia de George W. Bush pasará a la historia norteamericana como la más aciaga de todos los tiempos, con niveles de aceptación jamás vistos anteriormente, y unas políticas que en materia internacional resultaron ser más que productivas, ineficaces y catastróficas para el bienestar político, social y económico de su país.

Ahora bien, el periodo presidencial de Bush está a punto de culminar, heredando así una serie de problemas y compromisos a quien resulte el próximo presidente de la otrora potencia hegemónica del orbe. Esta es la cuestión que ha dominado la escena internacional en los últimos meses: los medios de comunicación de todos los países del planeta le han dado un seguimiento a la campaña presidencial de EU como nunca antes visto. Ésta pasará a la historia como la campaña más seguida, transmitida, cara, cerrada y sobre todo la más importante y trascendental para la historia contemporánea dada la frágil situación que el mundo está viviendo actualmente; y dada también la importancia de Estados Unidos en el equilibrio de las geofinanzas, la geopolítica y la geoestrategia a nivel global.
Aterrizando en el tema, la pregunta obligada es: ¿quién será el próximo presidente de Estados Unidos? Esa pregunta aplicaba hace algunos meses, incluso cuando aún no se decidía la elección interna del Partido Demócrata. Sin embargo, dadas las circunstancias en las que se está desarrollando la actual campaña presidencial, yo cambiaría la pregunta a: ¿cómo podrá John McCain evitar su derrota? Al plantear esta pregunta estoy asegurando de entrada que Barack Obama, salvo alguna excepcionalidad, se convertirá en el próximo presidente de EU. Semejante aserto puede resultar demasiado aventurado. O al menos eso parecía hace algunos días antes del reciente caos en Wall Street. Hablemos un poco de esto.
La quiebra del cuarto más grande banco de inversiones estadounidense Lehman Brothers desencadenó una oleada de temores entre los inversionistas en Wall Street y la City (equivalente de Wall Street en el Reino Unido), empero, esta fue la última gran catástrofe financiera en el mundo anglosajón, pero no la única, comencemos por recodar la nacionalización del importante banco comercial británico Northern Rock hace no muchos meses, después vino la gran depreciación de las acciones del gigante automovilístico General Motors (GM), a tal grado que Goldman Sachs (mayor banco de inversiones del mundo) sugirió a los accionistas de la corporación a poner en venta sus activos. Posteriormente, hace menos de dos meses se comenzó a especular acerca de la naturaleza del estado financiero de las dos gigantes hipotecarias de EU: Fannie Mae y Freddie Mac; al principio se señaló que la crisis contable que pasaban ambas corporaciones era pasajera, se inyectó liquidez, y se esperó así que las empresas salieran de su naufragio financiero. No obstante, hace dos semanas se informó que el gobierno de Estados Unidos a través de la Secretaría del Tesoro y la Fed (banco central estadounidense) rescató y nacionalizó las empresas, intentando paliar así la crisis por la que atraviesan ambas corporaciones. Posteriormente vino lo de Lehman Brothers, mientras que casi al mismo tiempo la compañía de seguros más importante de EU AIG pidió ayuda a la Fed, puesto que había entrado en una fase riesgosa que podría haberla llevado a la banca rota. Como resultado de las diversas negociaciones la Reserva Federal de Nueva York a cambio del rescate financiero obtuvo el 79.9 % de los activos de la empresa (The New York Times 24/9/08). Más aún,, Merry Lynch (importante calificadora de activos financieros) para salvarse de la inevitable bancarrota fue comprada por el banco comercial Bank of America.
En suma, las grandes corporaciones financieras han estado cayendo como fichas de dominó, unas tras otras, desnudando así el putrefacto sistema financiero anglosajón y el fin de la era de la desregularización bancaria. Lo anterior será oficialmente anunciado cuando en los próximos días el gobierno estadounidense dé la noticia de la aprobación de su magno rescate de 700 billones de dólares (1.52 el costo de la guerra en Irak) para terminar con la actual crisis financiera.
Se preguntarán ¿a qué viene esto? Si estábamos hablando de las elecciones presidenciales, es decir de política, y lo que abordé fueron finanzas no política. La respuesta sería: el estado actual financiero en EU afectará irremediablemente la campaña de John McCain, ya que el electorado ve al panameño (John McCain nació en Panamá) como una continuación del terror financiero en Wall Street. Así como ser compañero de Bush y aprobar la guerra en Irak le dio una mala impresión a gran parte del electorado estadounidense, también el hecho de pertenecer a la actual administración le hace de facto ser partícipe de la crisis. En este punto cabe hacer una aclaración. Cuando un país entra en una crisis del orden que sea, generalmente se culpa a la administración en turno de ella, en este caso el electorado estadounidense ve a la administración Bush como la principal provocadora de la actual crisis financiera. Sin embargo, no fue Bush el que causó la crisis. De hecho, aunque es complicado mencionar un solo culpable, puesto que lo son todos los banqueros, especuladores e inversionistas, (la conmiserada población estadounidense no se salva con un consumismo anual con valor del 70 % del PIB de EU) éste sería Ronald Reagan (republicano), que junto con Margaret Thactcher (ultraconservadora) en los ochenta, impulsó el desarrollo de la desregularización financiera (es decir, sin supervisión gubernamental en el manejo de las finanzas de las corporaciones), la creación de paraísos fiscales (off-shore), cuentas invisibles, deudas impagables e incobrables por su estratosférica magnitud, cuentas invisibles (off-balance), en resumen , la famosa reaganomics.
Aunque McCain no tenga ni la menor noción de qué son las finanzas, cosa que no dudaría, el hecho de pertenecer al partido de Bush afecta considerablemente la imagen del republicano. Esto ya se comenzó a apreciar en las encuestas, las cuales colocan a Obama en un rango de 3 a 7 % arriba del senador por Arizona, siendo que hace dos semanas Obama llegó incluso a estar abajo en las encuestas debido al efecto Palin. Es decir, si las elecciones fueran hoy, Obama ganaría sin ningún problema la presidencia. Sin embargo, el G.O.P. (Grand Old Party, siglas tradicionales del Partido Republicano) tiene un as bajo la manga.
El electorado estadounidense ha basado su voto en las últimas dos elecciones presidenciales, tomando como criterio de elección la seguridad nacional. Hagamos memoria: en 2000 Bush ganó con serias dudas (remember Frorida) la elección presidencial con el argumento de que EU necesitaba un presidente que atendiera las amenazas a su seguridad nacional, ya que podrían realizarse atentados terroristas dentro de territorio norteamericano. Objetivos estadounidenses ya habían sido atacados por fundamentalistas islámicos, como el USS Cole en Adén, Yemén meses antes de la elección presidencial de 2000 y las embajadas de Estados Unidos en Kenia y Tanzania a finales de los noventa. En ese escenario de incertidumbre Bush se alzó con la victoria, prometiendo una América más segura y a salvo de las amenazas fundamentalistas, además Clinton le ayudó a ganar tras el descrédito que sufrieron los demócratas debido al procaz escándalo sexual (remember the Monicagate) de su presidente.
Luego vino el 11 de septiembre, el “ataque terrorista” montado, planeado, sabido y permitido. Si algún estadounidense leyera estas líneas se quedaría impávido ante el anterior aserto. Pero tan solo díganme ustedes: ¿era incapaz de evitar la segunda colisión en el WTC la fuerza área más equipada del planeta? Los aviones supersónicos apostados en la base naval de Maryland, pueden arribar en menos de 8 minutos al corazón de Manhattan, incluso hasta menos. El lapso entre el primer y el segundo impacto fue de 15 minutos, por lo tanto, era absolutamente plausible una reacción inmediata de la fuerza aérea estadounidense para evitar el segundo impacto. No es cuestión de este texto juzgar la naturaleza de los hechos del 11/9, el hecho que quiero remarcar aquí es que éste fue el principal pretexto para iniciar la invasión a Afganistán y la llamada “guerra contra el terrorismo”. La psicosis social se abalanzó sobre la población estadounidense, el gobierno provocó miedo, obteniendo así el aval de la población para luchar contra la amenaza talibán y sobre todo capturar a ese malhechor llamado Osama Bin Laden.
Ahora bien, en plena elección presidencial de 2004 Estados Unidos se encontraba en plena guerra contra Irak. A pesar de las dudas en Ohio, Bush ganó legítimamente la elección; la causa: el electorado estaba turbado y sentía que con el texano en el poder su nación se encontraría más segura, la guerra era bien vista en ese momento: los estadounidenses se habían tragado ese cuento de que era en bien de su seguridad.
En suma, en tiempos de guerra, o de hechos que amenacen la seguridad nacional de EU, el Partido Republicano ha tenido más probabilidades de ganar. Aquí viene el punto central de este texto: si John McCain quiere ganar la elección presidencial de noviembre próximo, EU debe estar en guerra o sus intereses deben de estar claramente amenazados. Más diáfano: EU debe realizar nuevamente un ataque montado al estilo Hollywoodense, iniciar una nueva guerra o bombardear algún país contenido dentro del eje del mal de Washington, Irán es la opción.
Pero, ¿qué tan factible es alguno de estos tres escenarios? Con respecto a los dos primeros (un ataque terrorista dentro de EU o una nueva invasión militar) resultan prácticamente imposibles debido a las circunstancias actuales del terreno. Un nuevo atentado es impensable, puesto que la situación política y financiera tiene un grado de pusilanimidad muy diferente al del 11/9. Una invasión es inviable en términos militares, ya que abrir un tercer frente de guerra, en palabras de altos mandos militares norteamericanos, sería catastrófico para las fuerzas armadas de Washington. Queda el tercer escenario (un bombardeo), el cual es el más verosímil debido a las especulaciones de las últimas semanas. Medios israelitas y británicos han manejado la hipótesis de que EU, vía Israel, está a punto de lanzar un ataque preventivo a objetivos nucleares en Irán (Haaretz 25/9/08, Debka Files 12/7/08, The Guardian, 25/9/08), esto ya se había abordado en este espacio hace unos meses. Los neoconservadores están presionando fuertemente para que el bombardeo se realice, puesto que en un escenario de contienda militar sería harto probable una victoria de John McCain: una vez más la cuestión de seguridad nacional dominaría la intención del voto entre los estadounidenses y la psicosis social ahora provocada por la crisis financiera se trastornaría en una causada por una amenaza a la seguridad interna.
En resolución, la victoria de Obama parece inevitable, sin embargo, al contrario de lo que la mayoría del electorado piensa, la decisión no está en ellos, sino en el grado de convencimiento para lanzar un bombardeo a instalaciones iraníes que tengan los neoconservadores sobre la Casa Blanca. McCain reza para que esto suceda, mientras que Palin (candidata a la vicepresidencia de EU por el G.O.P., quien dijo que la invasión a Irak había sido un plan preconcebido por Dios) invoca a Dios para que haya preconcebido un plan para bombardear Irán antes del 4 de noviembre. Obama espera tranquilo, sabe que salvo alguna excepcionalidad él será el próximo presidente de EU (de paso el más joven y el primer afroamericano en la historia de aquel país). Ahora la pregunta a resolver en las próximas 6 semanas es: ¿Qué tanta influencia tendrán los neoconservadores en tiempos de turbulencias financieras?

lunes, 11 de agosto de 2008

Arde el Cáucaso

El 8 del 8 del 08 atestiguó no únicamente el inicio de los Juegos Olímpicos en Beijing sino también el comienzo de una nueva guerra, que al contrario de los observado en los últimos conflictos militares mundialmente conocidos, no se sitúa geográficamente en Medio Oriente sino en la no menos conflictiva zona del Cáucaso.
La explosividad del Cáucaso es bien conocida debido a las guerras en la región separatista rusa de Chechenia en los años noventa. Sin embargo, esta vez no tocó a Chechenia escenificar una guerra; ahora es en el norte de Georgia, específicamente en la provincia de Osetia del Sur, donde se originó el conflicto armado que el mundo atestigua hoy en día.
La actual guerra en el Cáucaso tiene eminentemente tintes geopolíticos y geoestratégicos en su razón de ser. La zona del Cáucaso es una importante posición en materia de transporte de energéticos del mar Caspio al mar Negro y su posterior abasto a países occidentales. Si bien es cierto que la invasión rusa fue causada por el ataque del ejército georgiano a la capital de Osetia del Sur (pro-rusa), la verdadera causa de la guerra es el control de zonas estratégicas por parte de Rusia que mine el intento de influencia estadounidense en el Cáucaso.
Georgia junto con Ucrania fueron rechazadas en abril pasado, en el marco de la cumbre de la OTAN en Bucarest, de pertenecer a la alianza militar occidental, puesto que las potencias europeas veían en esta movida geopolítica una amenaza a la estabilidad en las relaciones entre Rusia y la Unión Europea. No obstante, Estados Unidos había expresado su interés en afianzar la alianza con Georgia al pujar por su fallida aceptación en la OTAN.
El régimen del presidente Mikheil Saakashvili ha sido respaldado totalmente por EU en su afán de influir en tan importante región estratégica. Es por eso que ahora se puede apreciar en las noticias a nivel mundial mensajes del presidente Bush condenando los ataques rusos a Georgia. Esto responde no precisamente al compromiso de Bush con las causas humanas sino a su profundo interés de mantener un aliado en la zona.
Actualmente no solo se libra una guerra militar sino también una guerra de acusaciones entre los altos dirigentes de Georgia y Rusia. El presidente georgiano aduce que Rusia intenta destruir su gobierno democráticamente electo para imponer un paladín ruso que coadyuve a consolidar el poderío en influencia rusa en el Cáucaso. Mientras tanto, los altos políticos rusos señalan que el único motivo que orilló a Rusia a ocupar militarmente las regiones de Osetia del Sur y Abkazia (situada al Occidente de Georgia) fue proteger a la población oseta en su mayoría con derecho a ciudadanía rusa, de los ataques imprudentes de las tropas georgianas ordenados directamente por Saakashvili. Asimismo, la prensa internacional ha colaborado enormemente a ver a Rusia como el malo del cuento al condenar fuertemente sus acciones militares.
Hasta el momento de hoy el parte de guerra es el siguiente: 1) Rusia ha ocupado ya las dos provincias secesionistas de Osetia del Sur y Abkazia. 2) Presumiblemente tropas rusas han ingresado territorio adentro ocupando la ciudad de Gori a tan solo aproximadamente 60 km al noroeste de la capital Tbilis. 3) Tropas georgianas no se han retirado completamente de Osetia del Sur, hecho que imposibilita el cumplimiento de las condiciones rusas para lograr un cese al fuego. 4) Han arribado a Georgia 800 de los 2000 soldados estacionados en Irak a bordo de aviones militares estadounidenses, hecho que el primer ministro y ex presidente Vladimir Putin condenó abiertamente. 5) Más de 30,000 personas han cruzado la frontera hacia Rusia en busca de paz, mientras que se estima en miles la cantidad de muertos, en su abrumadora mayoría civiles.
En resolución, el actual conflicto en el Cáucaso tiene un culpable: es el expansionismo estadounidense que en su afán de posicionarse justo en las narices del Kremlin ocasionó la airada reacción rusa que reclama para sí el territorio e influencia que a lo largo de toda la historia le ha pertenecido y que ha constituido uno de sus posicionamientos estratégicos de mayor relevancia en el globo terráqueo.
Estados Unidos en su afán de seguir influyendo en zonas en donde no tiene nada que hacer sigue ocasionando víctimas inocentes de su actual pusilánime política exterior. Además, el señor presidente Bush no tiene ninguna autoridad moral de acusar a Rusia de intentar destruir y violar la soberanía de un país cuando él y su ejército han destrozado varias soberanías y asesinado a decenas de miles de personas en Iraq y Afganistán.

jueves, 7 de agosto de 2008

Es Pakistán

La guerra que Estados Unidos y sus aliados occidentales libran contra el terrorismo ha tenido un gran error, puesto que se ha librado en dos frentes insustanciales para acabar con la amenaza fundamentalista islámica (Al Qaeda) y el Talibán: Iraq y Afganistán.

Meses después del “atentado terrorista” del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos (con los neoconservadores influyendo fuertemente en la política exterior) decidió emprender una lucha global contra las amenazas a su seguridad nacional, no precisamente la de todo el planeta. Estas amenazas, según los norteamericanos, estaban concentradas en Medio Oriente, principalmente en Afganistán, el cual en el tiempo de la invasión de la OTAN tenía a los talibanes encumbrados en el poder. El pretexto de la invasión a Afganistán fue precisamente la captura del mastermind de los hechos del 11/S Osama Bin Laden, sin embargo, EU no perdió la oportunidad de difundir al mundo su supuesta máxima meta: llevar la democracia, justicia, libertad e igualdad al país afgano. Nada de lo anterior sucedió, Afganistán actualmente tiene el privilegio de ser uno de los países más inseguros del planeta, prácticamente tiene una narcocracia (el comercio de la droga sigue en boga) en el poder, asimismo en materia de desarrollo social sigue sumido en la pobreza y todo lo que esto conlleva: inseguridad, corrupción, desempleo, analfabetismo. Además, los valores occidentales están lejos de llegar a una sociedad reticente a abandonar su legado cultural diametralmente opuesto al que se intenta imponer. Asimismo, las élites en el poder siguen controlando gran parte de la riqueza del país, ya que son protegidas por la OTAN, lo cual durante este año ha originado el mayor número de actos violentos no vistos desde los primeros meses de la invasión.

Tras la invasión en Afganistán y sus implicaciones geopolíticas, Estados Unidos decidió aventurarse en una nueva odisea militar y viró hacia el oeste; la víctima: Irak. El pretexto: El gobierno de Saddam Hussein (otrora aliado estadounidense en la guerra Irak-Irán en los ochenta) estaba desarrollando armas de destrucción masiva que amenazarían considerablemente los intereses norteamericanos en la región. Ya avanzada la invasión, circa 2004-2005, la alta cúpula militar estadounidense mencionó que no se habían encontrado ningún tipo de armas de destrucción masiva, hecho que Naciones Unidas confirmó tiempo después. Con esto se destruía de tajo el argumento de las armas de destrucción masiva, sin embargo, George W. Bush justificó la continuación de las acciones bélicas al señalar que Iraq debía ser liberado del yugo de Saddam, llevando los valores occidentales ya mencionados. Asimismo se acusó al ex dictador iraquí de tener nexos con Al Qaeda, hecho que ni la CIA pudo comprobar.

En suma, hoy en día, si bien la violencia ha disminuido su intensidad, Bagdad fue la ciudad que más secuestros presentó en 2007 (por cierto la segunda ciudad del mundo que más secuestros reportó fue Tijuana, Los Angeles Times, 4/8/08), las armas de destrucción masiva no se encontraron, los nexos entre Al Qaeda y Hussein tampoco se comprobaron, la violencia sectaria sigue estando presente y el gobierno es pusilánime. Además, la guerra desde 2003 hasta el tiempo presente ha dejado más de medio millón de muertos según informes de Organizaciones No Gubernamentales.

Volviendo al punto que atañe este escrito, es decir, la lucha contra el terrorismo, en los últimos días desde analistas internacionales hasta el mismo candidato presidencial Barack Obama, han señalado que el ejército estadounidense está empantanado en Iraq y que su estadía ahí ya no tiene razón de ser. Obama ha centrado su discurso en materia de política exterior en sumar fuerzas y atacar realmente la amenaza fundamentalista situada al noreste de Afganistán. En este punto, Obama no está tan equivocado, sin embargo, no todo está ahí, mejor dicho, gran parte de la amenaza no está ahí sino en Pakistán.

Pepe Escobar en su artículo titulado “Al Qaeda´s got a brand new bag” (Asia Times 24/7/08), concuerda con la idea de Obama de que Iraq no es el principal frente de lucha contra el terrorismo, sin embargo, aduce que el principal frente “es de hecho Pakistán”. Menciona que en la zona tribal del noroeste de Pakistán (Waziristan), antaño se han ido gestando células fundamentalistas que desestabilizan la región, amenazando así tanto la vida política como la civil. Escobar aduce que es tal el dominio talibán en la zona que” el Estado pakistaní prácticamente no tiene presencia ahí”. Todo está controlado por los fundamentalistas en esa zona mientras que el gobierno apoyado por EU del general Pervez Musharraf no hace muchos esfuerzos por recuperar su presencia.

Durante la primera semana de este mes murieron asesinadas más de 90 personas en combates entre fuerzas gubernamentales y seguidores talibanes en el Valle de Swat al noroeste de Pakistán. La violencia en la zona ha obligado a miles a desplazarse de sus hogares en la zona de las Áreas Tribales Federalmente Administradas (FATA por sus siglas en inglés). Asimismo la provincia de la Frontera del Oeste (NWFP por sus siglas en inglés) presenta una inestabilidad política y un grado de violencia similares a los observados en Afganistán antes del 11/S (Eurasianet 4/8/08). Esto ha hecho de la zona uno de los lugares más inseguros del planeta ya que ni el gobierno pakistaní, ni EU ni la OTAN han intervenido directamente a buscar resolver los conflictos en la zona.

La inhóspita zona que atañe a este asunto es de difícil acceso, sin embargo, nada es imposible para la tecnología estadounidense de guerra. El gobierno de Bush cuenta con geoestrategas y especialistas en seguridad nacional de grandes alcances que fácilmente podrían divisar el problema en el noroeste de Pakistán, sin embargo, parece que a EU no le han interesado mucho controlar esas zonas en donde se encuentran pocas riquezas naturales a comparación de Iraq.

En resolución, Estados Unidos se ha equivocado en los frentes que ha abierto en su lucha contra el terrorismo y la amenaza fundamentalista islámica. A partir del comienzo de esta campaña la amenaza talibán se ha concentrado en el noroeste de Pakistán, donde actualmente pululan cientos de combatientes dispuestos a dar sus vidas con tal de causar daño a los intereses occidentales en la región. El próximo presidente norteamericano debe definitivamente volcar todos sus esfuerzos para establecer control en la zona, sin embargo, tal cosa no la logrará siguiendo la tónica bushiana, es decir, mediante acciones militares. El presidente Musharraf debe ser presionado para que imponga en las zonas afectadas por la violencia medidas como programas de desarrollo social y económico, tales como reactivación de la educación, incentivos al campo, inversión en infraestructura, entre otras. No será con más misiles y civiles muertos como se apaciguarán a los simpatizantes talibanes sino con acciones que coadyuven a respetar su libertad religiosa así como su preservación de valores tradicionales, los cuales Occidente, especialmente EU, se empecina en atacar en aras de preservar su seguridad, sin embargo, es un secreto a voces sabido por todos: Occidente no va por valores, sino por recursos naturales, lástima que la región noreste de Pakistán no los tenga en abundancia.

viernes, 1 de agosto de 2008

Belgrado: camino libre hacia Bruselas vía Karadzic

Hace aproximadamente un par de semanas se recordó en este espacio el 13° aniversario de la ignominiosa masacre de Srebrenica, cuyo saldo fue de más de 8,000 civiles musulmanes bosnios asesinados a manos de tropas serbobosnias en el marco de la funesta desintegración de Yugoslavia. Casualmente hace no muchos días, el 23 de julio, fue detenido en la República de Serbia el cerebro de esta matanza: Radovan Karadzic, quien en 1995 fungía como presidente de la autoproclamada, pero legal República Serbia de Bosnia Republika Srpska.

Y digo casualmente porque el momento político por el que está atravesando Serbia actualmente es de suma importancia para las aspiraciones europeas de la nación balcánica. El actual gobierno serbio, cuyo origen es el 11 de mayo con las elecciones parlamentarias claramente ganadas por el partido del presidente proeuropeo Boris Tadic, fue formado tras tres meses de complicadas de negociaciones entre proeuropeos (demócratas), pro-rusos (nacionalistas) y socialistas (anteriores camaradas de Slobodan Milosevic), quienes por cierto definieron la balanza en favor de los que se inclinan por un acercamiento a la Unión Europea.

La ilegal, ilegítima, violatoria e unilateral declaración de independencia de Kosovo de febrero pasado fue el acontecimiento que profundizó fuertemente la división en la política exterior serbia de hoy en día. Mientras que el presidente Boris Tadic asumió una posición de rechazo, pero con ánimos de negociación, el primer ministro de ese entonces, Vojislav Kostunica (nacionalista) rechazó, fustigo y reprobó tajantemente el acto, mostrando una clara inclinación hacia un estrecho acercamiento con Rusia para preservar la soberanía integral de Serbia, estipulada claramente en la resolución 1244 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. La cuestión kosovar alejó de momento las aspiraciones serbias de acceder a la Unión Europea y transitó al país a un periodo de incertidumbre política que hoy en día parece haberse clarificado en un diáfano objetivo: formar parte del bloque europeo de naciones.

Ahora bien, las aspiraciones serbias de ocupar un puesto permanente en la UE no son cosa de estos meses. Desde 2006 la política exterior serbia contenía en su agenda las negociaciones con Bruselas (sede de la UE) para un posible asiento permanente, sin embargo, existían ciertos requisitos que le fueron impuestos a Belgrado como indispensables para otorgar la ansiada membresía. El más importante era la entrega al Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY) con sede en Den Haag Países Bajos, de dos de los genocidas más importantes de las guerras de los años noventa: Radtko Mladic (militar) y Radovan Karadzic (político).

En consecuencia, el gobierno serbio sabía perfectamente que el único elemento que podía darle el pase directo a Bruselas era la captura tanto de Mladic como Karadzic o en el mejor de los casos de los dos. La comunidad internacional culpó varios años a Serbia de dar protección a los criminales de guerra y aducían, no con candidez, que ambos estaban ocultos en aquel país. Era obvio, no iban a estar ni en Croacia ni en Bosnia, países que tras la desintegración de Yugoslavia han mostrado su rechazo a todo lo que tenga que ver con Serbia y la ortodoxia cristiana.

Si bien es cierto que Karadzic, quien es apodado como “el carnicero de Bosnia”, fue capturado con una identidad totalmente distinta, no es aventurado colegir que gozó de la protección directa del gobierno serbio para evitar su captura y así poder evadir a la justicia internacional cerca de 13 años. Empero, Belgrado tuvo que suspender esta especie de “asilo político ilegal” para concretar sus ambiciones europeas y dar a Occidente muestras de cooperación para resolver lo concerniente a los trágicos episodios de los años noventa, de los cuales Serbia, según la triple moral de occidente, es la máxima culpable de ellos y sus consecuencias (el desastre humanitario en los Balcanes). De hecho, Occidente mostró su benevolencia bienintencionada y mediante el TPIY hace pocos años exoneró a Serbia del delito de genocidio general. De haber sido encontrada culpable, Serbia habría sido el primer y único país en la historia de la humanidad en ser juzgado por semejante infamia.

Así pues, Radovan Karadzic, que seguramente será condenado a cadena perpetua puesto que el TPIY no contempla la pena de muerte, resultó ser ahora una herramienta (el pase directo) del gobierno proeuropeo serbio para lograr sus objetivos en materia exterior y seguir así una línea, que desde la caída de Slobodan Milosevic como dirigente serbio, se había ido trazando.

En resolución, con la captura del ex presidente serbobosnio ganan todos; gana Occidente porque sus instituciones (TPIY, CS, ONU) tienen ahora más que nunca la oportunidad de ganar credibilidad en el manejo de asuntos de alta importancia para la humanidad. Gana Serbia porque a partir de estos momentos tendrá el camino libre para que a más tardar en 2010 forme parte oficialmente de la Unión Europea. El único perdedor aquí se llama Radovan Karadzic, cuyo caso demuestra que en la política todo es útil hasta cierto momento, y que para alcanzar las ambiciones de los dirigentes políticos es necesario deshacerse de cualquier forma de los obstáculos que impidan la concreción de éstas.

martes, 22 de julio de 2008

Francia y su reestructuración geopolítica

A lo largo de la historia Francia se ha caracterizado por ser una potencia protagonista en el marco hegemónico mundial. Las ideas de la ilustración marcaron una época en la historia oficial de occidente. Francia fue el marco de referencia de muchas generaciones que veían en su política un modo a seguir para alcanzar la cuasiperfección del sistema político que comprendía la formación del Estado nacional. Sin embargo, en el siglo XX, Francia perdió mucho de su poder e influencia internacional debido a su trasiego durante la Segunda Guerra Mundial.

No obstante, en el contexto actual Francia ha buscado recuperar ese protagonismo internacional en materia geopolítica, proyectando una política exterior decidida a aumentar su grado de influencia sobre zonas estratégicas como el Mediterráneo, Medio Oriente, África del Norte e incluso América Latina.

Desde su campaña en 2006 y su posterior elección en mayo del año siguiente, el presidente francés Nicolás Sarkozy, de padre inmigrante húngaro, delineó una política exterior destinada a la recuperación de esa influencia que durante la historia contemporánea París tuvo hacia Occidente. El texto siguiente versará sobre cómo Sarkozy en estos tiempos busca recuperar ese otrora gran poder político de Francia.

Lamentablemente para los franceses, Sarkozy ha centrado su gobierno en la dirección de una política exterior eficaz, polémica, independiente, diplomática (a medias) y sobre todo protagonista, en lugar de tratar asuntos urgentes para su país como política sindical, finanzas públicas, baja tasa de natalidad, entre otros.

El más claro ejemplo de la reestructuración geopolítica de Francia es su reciente incorporación militar a las fuerzas de la OTAN, hecha pública hace pocos días a iniciativa de Sarkozy. Cabe recordar que desde los años sesenta, desde el gobierno del general Charles de Gaulle, Francia se distanció en materia de armamento y personal militar de los dictados de la OTAN, es decir, el país galo fue y siempre ha sido un miembro permanente de la organización transatlántica, sin embargo, su personal militar y armamentístico nunca fue incorporado para misiones de la OTAN. El más claro ejemplo es la recién invasión de la OTAN a Afganistán en 2001, misma que fue rechazada por el entonces presidente francés Jacques Chirac y en donde no participaron tropas francesas en las operaciones militares.

Asimismo, hablando de cuestiones militares, Francia reducirá sus tropas estacionadas en Alemania, cerrará algunas bases militares en el Pacífico y abrirá una nueva en Medio Oriente, exactamente en los Emiratos Árabes Unidos, esto con el fin de reorganizar sus fuerzas armadas. Además, el ejército de planta en Francia reducirá en miles sus efectivos regulares y el gasto militar se enfocará en el mejoramiento de armamento de punta y de nueva generación.

Ahora bien, un artículo reciente publicado en el Council on Foreign Relations (CFR) de Estados Unidos, relata que Francia está buscando una estabilidad internacionalmente hablando. Desde la concreción de la Unión Europea, los países de Europa perdieron protagonismo individual en el contexto internacional y poco se dedicaron a buscar una política internacional que delineara realmente la postura de equis país en lugar de la de un bloque común. La política exterior de Sarkozy va directamente en contra de esa máxima y busca peligrosamente independencia del bloque. A continuación un pequeño listado de las acciones que Sarkozy ha realizado en pro del aumento del protagonismo francés en la escena global.

El rescate de Ingrid Betancourt no fue ninguna casualidad, ni ningún acto político de índole publicitaria por parte del gobierno de Francia; fue un acto de demostración de poder y sobre todo un acto de renovación de la política exterior francesa. Francia participó activamente en la liberación de los rehenes de las FARC e incluso ofreció un avión militar para su traslado desde la Guyana Francesa, a pesar de que Colombia se adjudica totalmente el rescate, Sarkozy en todo momento estuvo atento a lo que sucedía en la región selvática dominada por las FARC.

La política francesa hacia Medio Oriente. Hace no muchos meses, Sarkozy durante una gira de trabajo a Medio Oriente se reunió con el presidente Ehud Olmert en Israel, asimismo sostuvo pláticas con el dirigente palestino Mahmud Abbas. Ambas reuniones estuvieron encaminadas a discutir la frágil situación en territorios palestinos y a ofrecer a ambos actores la posición de Francia como mediador y como un atento seguidor a las negociaciones de paz entre Israel y territorios palestinos.

La presidencia semestral de la Unión Europea recientemente asumida por Francia el 2 de julio, representa para Sarkozy la oportunidad perfecta para encumbrar la influencia francesa en la política exterior europea tal y como lo hizo la canciller alemana Angela Merkel durante su estancia al frente de la UE en el primer semestre del 2007. En lo que más se enfocará Sarkozy durante su presidencia será en sacar las reformas estructurales que la Unión Europea necesita para su desarrollo a lo largo del siglo XXI. Estas reformas y cambios en la regulación, estructura, organización, constitución y conformación del bloque están contenidas en el Tratado de Lisboa, destinado a fortalecer la unión de los países miembros, el cual fue firmado en diciembre pasado por los líderes de los países miembros y que se espera entre en vigor el 1 de enero de 2009, siempre y cuando todos los países miembros (27) lo ratifiquen mediante mecanismos contenidos en el marco legal de cada país. En este sentido, el reciente rechazo en un referéndum por parte de Irlanda pone en aprietos los intentos de Sarkozy de impulsar el referido tratado. Sarkozy se encuentra en Irlanda con el objetivo de convencer a la clase política de aquel país para que sea renegociada la posición y no entorpezca los intentos de fortalecimiento de la UE. (Deutsche Welle 21/7/08).

La Unión por el Mediterráneo es a mi parecer el más claro ejemplo de la reestructuración geopolítica de Francia. Firmada por más de 40 países de África del Norte, Medio Oriente y Europa, la Unión por el Mediterráneo surgió a iniciativa del presidente francés para forjar un marco conjunto de trabajo concerniente a temas que ocupan a todos los países unidos por el Mare Nostrum. Dichos temas abarcan desde migración, cooperación para el combate al terrorismo hasta búsqueda de fuentes alternativas de energía y como plan más ambicioso el establecimiento de una zona de libre comercio para el año 2010. (Radio France Internationale 13/7/07).

La creación de la UpM responde al interés de Francia de afianzar su influencia en las zonas colindantes al Mediterráneo fuera del marco de la UE, lo que ha suscitado críticas de otras potencias europeas como Alemania y Gran Bretaña quienes de hecho en un principio no fueron contempladas en participar en el proyecto.

Otro gran logro que se le puede atribuir a Sarkozy es que en el marco de la inauguración de la Unión por el Mediterráneo su mediación resultó clave para el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Siria y Líbano, países que nunca habían tenido relaciones políticas. De hecho recientemente se informó que ambos países abrirán sus respectivas embajadas a fin de afianzar el acuerdo realizado por los dos dirigentes nacionales.

En resolución, Francia a través de Nicolás Sarkozy está llevando a cabo una estrategia de protagonismo internacional en cuestiones políticas, militares e incluso financieras. Estamos ante el regreso de Francia como potencia mundial influyente, empero, esa influencia dependerá mucho del éxito de los proyectos impulsados por Sarkozy; así, se podrá apreciar verdaderamente el alcance de la política exterior francesa.

lunes, 14 de julio de 2008

Srebrenica: a trece años de la masacre

El pasado 11 de julio se cumplieron trece años del asesinato de más de 8,000 musulmanes en el poblado bosnio de Srebrenica, perpetrado en pocos días a manos de fuerzas paramilitares serbobosnias. Esta acción ignominiosa, consentida por autoridades yugoslavas, ha sido la peor atrocidad contra la humanidad desde los crímenes de guerra cometidos por los nazis antes y, principalmente, durante la Segunda Guerra Mundial.

La masacre de Srebrenica se dio en el marco de la cruenta desintegración de Yugoslavia, la cual cimbró los Balcanes durante la década de los noventa del siglo pasado, dejando decenas de miles de muertos y millones de desplazados por los conflictos militares.

El 11 de julio de 1995 tropas serbobosnias penetraron en Srebrenica, ciudad principalmente habitada por musulmanes y vigilada por tropas neerlandesas de Naciones Unidas, desatando en contra de los creyentes de Alá una campaña de exterminio provocada únicamente por su creencia religiosa. Las tropas de la ONU ante la impotencia y el avasallador avance de las fuerzas paramilitares serbobosnias abandonaron la ciudad e incumpliendo su misión primordial, dejaron a merced de los serbobosnios a miles de musulmanes.

Los generales serbobosnios Radovan Karadzic y Ratko Mladic, hoy prófugos de la justicia, ordenaron a sus tropas eliminar a los enemigos de la Ortodoxia cristiana en la región, haciendo clara referencia a los musulmanes, perpetrando así un ominoso crimen contra la humanidad al asesinar a miles de civiles, la mayoría niños y mujeres indefensos que pagaron con su vida creer en una divinidad diferente a la de la Ortodoxia.

Hoy, a trece años de iniciada la masacre anteriormente señalada, la población bosnia aun recuerda con dolor y encono el trágico suceso acaecido en Srebrenica. Tan solo el viernes pasado fueron enterrados más de 3,000 cuerpos que habían sido exhumados de fosas comunes para ser sometidos a pruebas de ADN, pudiendo así ser reconocidos por sus familiares. Asimismo, se pronunciaron discursos en Bosnia reprobando las acciones pasadas y exigiendo justicia y enjuiciamiento a los responsables de las atrocidades en aquel fatídico julio. Por su parte, el presidente serbio Boris Tadic prometió hacer todo lo posible por encontrar a los generales Mladic y Karadzic con el objetivo de entregarlos al Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY)con sede en la Haya e iniciar lo antes posible su enjuiciamiento por genocidio y delitos de lesa humanidad.

En resolución, la masacre de Srebrenica representa que aún en nuestro tiempo contemporáneo persiste la irracionalidad del Hombre en materia de tolerancia y respeto religioso. Lo cometido por las tropas serbobosnias, independientemente del contexto político en el que se estaba desarrollando la desintegración de Yugoslavia, es totalmente execrable, inaceptable e imperdonable. Esta masacre recuerda al Hombre lo que la intolerancia religosa y la falta de respeto hacia los demás pueden ocasionar y debe servir como referente para que semejantes atrocidades no se vuelvan a repetir. Sin embargo, tal parece que los estadounidenses no han aprendido de ella y exterminan indiscriminadamente musulmanes, la mayoría inocentes, en Irak, Afganistán y apoyan a Israel en su lucha desigual e injusta contra los árabes en Palestina.

jueves, 10 de julio de 2008

El fracaso de la diplomacia estadounidense en la cuestión iraní

La diplomacia estadounidense en los últimos cuatro años ha estado centrada básicamente en dos cuestiones fundamentales: los programas nucleares de Corea del Norte e Irán. Asimismo, las potencias de Europa, China y Rusia han puesto el mayor empeño en buscar una salida pacífica a estas cuestiones y no alterar la cierta estabilidad política de Medio Oriente, claro exceptuando a Irak y Palestina. Sin embargo, la diplomacia estadounidense ha salido de tono con respecto a la de otros países como Rusia y China y se ha preocupado mucho más en defender sus intereses en la zona, que en construir realmente una política que efectivamente pueda disuadir a Irán de no fabricar armas nucleares.
No obstante, parece ser que en recientes días la diplomacia estadounidense está perdiendo protagonismo en la cuestión iraní ya que Europa e Israel están tomando medidas totalmente antagónicas con el objetivo de resolverla. Por su parte, Europa ha formulado un programa de estímulos económicos al país persa con tal de lograr la detención de su programa nuclear. Los máximos dirigentes de la diplomacia europea han entablado contacto directamente con la cúpula iraní y hasta el momento se han podido dilucidar buenos resultados de estas conversaciones ya que el jefe de la política exterior de Irán señaló que es posible que aquel país considere con seriedad y detenimiento la propuesta lanzada por los países europeos. A su vez Israel, cuya política exterior en Medio Oriente es tradicionalmente un apéndice de la norteamericana, recientamente ha salido de la línea seguida por Estados Unidos al mencionar que en cualquier momento el país hebreo podría atacar militarmente las instalaciones nucleares de Irán. En este sentido es importante mencionar que no nada más han sido especulaciones que se han dado en las entrañas de los más altos mandos militares de Israel, sino que han pasado de la palabra a la práctica al realizarse en semanas pasadas grandes ejercicios militares en el Mediterráneo, mostrando así que Israel tiene la capacidad de en cualquier momento atacar objetivos iraníes bien identificados.
El anuncio de un posible ataque judió a las instalaciones nucleares de Irán ha sucitado varias críticas por altos generales del ejército nortamericano. Un general de alto rango señalaba que un ataque de Israel a Irán provocaría irremediablemente la intervención militar estadounidense, hecho que pondría en aprietos a sus unidades acopladas en el Golfo Pérsico ya que abrir un tercer frente en Medio Oriente sería harto riesgoso para las tropas de EU.
La diplomacia vaquera impulsada por George W. Bush lo único que en estos años ha ocasionado en torno a la cuestión iraní, ha sido el crecimiento de las hostilidades entre Irán e Israel. Hostilidades que se ven cristalizadas en la amenaza directa por parte del país hebreo a Irán. A su vez, esto ha causado que en los últimos días el país persa haya probado misiles convencionales de un alcance suficiente para impactar Israel, con el objetivo, en palabras del jefe de la Guardia Revolucionaria (nombre del ejército iraní), de mostrarle al mundo, principalmente a EU e Israel, que Irán está preparado para responder ante cualquier ataque militar (Al Jazeera 9/7/08).
A pesar de las recientes pruebas, altos mandos israelíes han subestimado el alcance de los misiles, considerando que los dirigentes militares de Irán exageran en el alcance del poder de éstos. Además, señalan que el arsenal probado recientemente no representan una amenza directa a la integridad de su país, incluso llegan al grado de comparar el arsenal iraní con el de Líbano y Siria, países que Israel considera inferiores en términos armamentísticos (Haaretz 10/7/08).
En resolución, Estados Unidos ha propiciado cada vez más el posible enfrentamiento militar entre Irán e Israel, que probablemente se pueda llevar a cabo antes de las elecciones presidenciales de noviembre, fracasando así en lograr una salida diplomática al programa nuclear iraní, que dicho sea de paso es con fines civiles y no armamentísticos, no lo digo yo, lo menciona un informe de la CIA dado a conocer meses atras, que señala que en 2003 Irán suspendió definitivamente su programa de armas nucleares.
Las cartas están sobre la mesa, Europa, Rusia y China buscan una salida netamente diplomática a la cuestión, Estados Unidos titubea y apoya la propuesta europea, sin embargo, en palabras de la secretaria de Estado Condoleeza Rice, también apoyaría la vía militar; Israel no vacila y está dispuesto a lanzarse a la odisea militar de manera unilateral.
Será interesante ver en los próximos meses qué tanto control ejerce Estados Unidos sobre la política exterior de su hijo pródigo y si podrá evitar un ataque militar a Irán (apoyado por los "halcones" neoconservadores), lo cual dañaría aún más la imagen estadounidense a nivel internacional.

martes, 8 de julio de 2008

G-8 en Hokkaido

El panorama internacional actual es poco alentador para la población mundial debido a la presente crisis del modelo capitalista reflejada palmariamente en las crisis financiera, energética, alimenticia y ambiental, las cuales afectan en mayor o en menor medida a la mayoría de los países del orbe.
En este contexto se enmarca la cumbre anual del G-8, que engloba a los siete países más industrializados: Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá, más Rusia, llevada a cabo en estos días (7-9 de julio) en la isla de Hokkaido al norte de Japón.
Según palabras de la canciller alemana Ángela Merkel la reunión del G-8 debe estar encaminada a resolver urgentemente la crisis alimenticia provocada por el aumento espectacular en los precios de los alimentos y la falta de abasto en varias regiones del planeta, ya que según ella misma afirmó, la crisis alimentaria podría amenzar la estabilidad política y social de decenas de países afectados por la carestía (Deutsche Welle 6/7/08).
A su vez el presidente de Estados Unidos George W. Bush llegó a Japón con un claro y acotado objetivo: buscar estabilizar y reducir los altos precios del petróleo que en los últimos días han alcanzado el máximo histórico de 145 dólares el barril. No obstante, poco podrá hacer el presidente norteamericano para lograr su cometido en esta cumbre, ya que según geoestrategas internacionales no depende de los países del G-8 la reducción de los precios del petróleo sino de la drástica reducción de la especulación financiera (la cual ha causado en 70 % el aumento de los precios) y por supuesto del comportamiento en la producción de los países miembros de la OPEP. Asimismo, Bush llega a Japón con la firme intensión de proseguir con el hostigamiento hacia el proyecto nuclear con fines civiles de Irán y buscará de nueva cuenta el apoyo de las potencias europeas que, sin embargo, ya han iniciado una nueva vía de negociación encabezada por medio del jefe máximo de la diplomacia europea Javier Solana, la cual Irán parece estar tomando con mucho interés y seriedad.
Otro de los puntos que los mandatarios de los ocho países han abordado en la cumbre es la lucha contra el cambio climático. Si bien es cierto que científicamente se ha aducido que el cambio climático es natural y que es parte de un proceso normal en las condiciones ambientales del planeta, también es una realidad extremadamente captable que la acción del hombre está acelerando y dramatizando ese cambio. Las indiscriminadas emisiones de dióxido de carbono hechas casi en un 80 % por los países industrializados y las potencias emergentes, Brasil, India, China por ejemplo, han hecho posible que decenas de zonas planetarias se vean drásticamente afectadas por la variación de las temperaturas y que millones de personas sufrán de los efectos de las mismas. Así pues, los países industrializados tienen la obligación de lograr un consenso entre ellos para reducir las emisiones de contaminantes y sentar las bases para lograr un acuerdo efectivo que en 2012 sustituya al tan cuestionado protocolo de Kyoto el cual por cierto Estados Unidos se negó a firmar. En este sentido parecer ser que se ha comenzado a obtener resultados: los líderes de las naciones más podersas han acordado en las últimas horas un plan a largo plazo que para el año 2050 reduciría hasta en 50 por ciento la emisión de gases contaminantes (New York Times 9/7/08). Parece muy lejano, sin embargo, es un proyecto ambicioso que se puede lograr si los países industrializados ponen de su parte y básicamente si Estados Unidos abandona su actitud indiferente hacia los problemas globales, especialmente el del cambio climático, y coopera genuinamente con la comunidad internacional para la concreción de los objetivos planteados en estos días.
Ahora bien, otro de los plausibles grandes retos que tiene el G-8 y que parece estar totalmente consciente de ello debido a la magnitud de la cumbre (esta es la más grande de todas las que se han desarrollado en la historia del G-8 con la participación de representantes 14 países no miembros del selecto grupo), es la integración de países de otras civilizaciones a los esfuerzos por combatir los problemas que aquejan a las naciones. Cabe recordar que del G-8 seis países pertenecen a la misma civilización. En este sentido, es importante que los países industrializados presten atención al avance de los países en vías de desarrollo y tomen decisiones concertadas con ellos para así lograr una mayor injerencia mundial en la resolución de los problemas que afectan al orbe. Países como China, India, Brasil, Sudáfrica, México (G-5) así como países del G-20, tienen mucho que aportar en el contexto internacional y sin su participación en las pláticas y tomas de decisiones dificilmente se podrá concebir a futuro un mejoramiento en los niveles de vida de la población mundial.
Los países del G-8 tienen una enorme responsabilidad (por no decir culpa) en los problemas que enfrenta la sociedad mundial actual. La cumbre en Hokkaido es la oportunidad perfecta para que los países industrializados puedan mostrar al mundo un nuevo rostro de cooperación que se enfoque directamente al apoyo económico y financiero hacia las naciones más afectadas por la turbulencia, el África Subsahariana y el sudeste asiático principalmente.
Las oportunidades se agotan para el G-8, el orden multipolar está más presente que nunca y en poco tiempo las potencias emergentes irán desplazando considerablemente la influencia mundial de los países tradicionalmente poderosos. La resolución de los problemas mundiales por parte de los países industrializados puede ser un golpe demoledor para las potencias emergentes y su campo de acción global, sin embargo, la omisión de éstos sería un grave error, que lo único que haría sería impulsar la influencia política e incluso económica de las potencias emergentes.