jueves, 7 de agosto de 2008

Es Pakistán

La guerra que Estados Unidos y sus aliados occidentales libran contra el terrorismo ha tenido un gran error, puesto que se ha librado en dos frentes insustanciales para acabar con la amenaza fundamentalista islámica (Al Qaeda) y el Talibán: Iraq y Afganistán.

Meses después del “atentado terrorista” del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos (con los neoconservadores influyendo fuertemente en la política exterior) decidió emprender una lucha global contra las amenazas a su seguridad nacional, no precisamente la de todo el planeta. Estas amenazas, según los norteamericanos, estaban concentradas en Medio Oriente, principalmente en Afganistán, el cual en el tiempo de la invasión de la OTAN tenía a los talibanes encumbrados en el poder. El pretexto de la invasión a Afganistán fue precisamente la captura del mastermind de los hechos del 11/S Osama Bin Laden, sin embargo, EU no perdió la oportunidad de difundir al mundo su supuesta máxima meta: llevar la democracia, justicia, libertad e igualdad al país afgano. Nada de lo anterior sucedió, Afganistán actualmente tiene el privilegio de ser uno de los países más inseguros del planeta, prácticamente tiene una narcocracia (el comercio de la droga sigue en boga) en el poder, asimismo en materia de desarrollo social sigue sumido en la pobreza y todo lo que esto conlleva: inseguridad, corrupción, desempleo, analfabetismo. Además, los valores occidentales están lejos de llegar a una sociedad reticente a abandonar su legado cultural diametralmente opuesto al que se intenta imponer. Asimismo, las élites en el poder siguen controlando gran parte de la riqueza del país, ya que son protegidas por la OTAN, lo cual durante este año ha originado el mayor número de actos violentos no vistos desde los primeros meses de la invasión.

Tras la invasión en Afganistán y sus implicaciones geopolíticas, Estados Unidos decidió aventurarse en una nueva odisea militar y viró hacia el oeste; la víctima: Irak. El pretexto: El gobierno de Saddam Hussein (otrora aliado estadounidense en la guerra Irak-Irán en los ochenta) estaba desarrollando armas de destrucción masiva que amenazarían considerablemente los intereses norteamericanos en la región. Ya avanzada la invasión, circa 2004-2005, la alta cúpula militar estadounidense mencionó que no se habían encontrado ningún tipo de armas de destrucción masiva, hecho que Naciones Unidas confirmó tiempo después. Con esto se destruía de tajo el argumento de las armas de destrucción masiva, sin embargo, George W. Bush justificó la continuación de las acciones bélicas al señalar que Iraq debía ser liberado del yugo de Saddam, llevando los valores occidentales ya mencionados. Asimismo se acusó al ex dictador iraquí de tener nexos con Al Qaeda, hecho que ni la CIA pudo comprobar.

En suma, hoy en día, si bien la violencia ha disminuido su intensidad, Bagdad fue la ciudad que más secuestros presentó en 2007 (por cierto la segunda ciudad del mundo que más secuestros reportó fue Tijuana, Los Angeles Times, 4/8/08), las armas de destrucción masiva no se encontraron, los nexos entre Al Qaeda y Hussein tampoco se comprobaron, la violencia sectaria sigue estando presente y el gobierno es pusilánime. Además, la guerra desde 2003 hasta el tiempo presente ha dejado más de medio millón de muertos según informes de Organizaciones No Gubernamentales.

Volviendo al punto que atañe este escrito, es decir, la lucha contra el terrorismo, en los últimos días desde analistas internacionales hasta el mismo candidato presidencial Barack Obama, han señalado que el ejército estadounidense está empantanado en Iraq y que su estadía ahí ya no tiene razón de ser. Obama ha centrado su discurso en materia de política exterior en sumar fuerzas y atacar realmente la amenaza fundamentalista situada al noreste de Afganistán. En este punto, Obama no está tan equivocado, sin embargo, no todo está ahí, mejor dicho, gran parte de la amenaza no está ahí sino en Pakistán.

Pepe Escobar en su artículo titulado “Al Qaeda´s got a brand new bag” (Asia Times 24/7/08), concuerda con la idea de Obama de que Iraq no es el principal frente de lucha contra el terrorismo, sin embargo, aduce que el principal frente “es de hecho Pakistán”. Menciona que en la zona tribal del noroeste de Pakistán (Waziristan), antaño se han ido gestando células fundamentalistas que desestabilizan la región, amenazando así tanto la vida política como la civil. Escobar aduce que es tal el dominio talibán en la zona que” el Estado pakistaní prácticamente no tiene presencia ahí”. Todo está controlado por los fundamentalistas en esa zona mientras que el gobierno apoyado por EU del general Pervez Musharraf no hace muchos esfuerzos por recuperar su presencia.

Durante la primera semana de este mes murieron asesinadas más de 90 personas en combates entre fuerzas gubernamentales y seguidores talibanes en el Valle de Swat al noroeste de Pakistán. La violencia en la zona ha obligado a miles a desplazarse de sus hogares en la zona de las Áreas Tribales Federalmente Administradas (FATA por sus siglas en inglés). Asimismo la provincia de la Frontera del Oeste (NWFP por sus siglas en inglés) presenta una inestabilidad política y un grado de violencia similares a los observados en Afganistán antes del 11/S (Eurasianet 4/8/08). Esto ha hecho de la zona uno de los lugares más inseguros del planeta ya que ni el gobierno pakistaní, ni EU ni la OTAN han intervenido directamente a buscar resolver los conflictos en la zona.

La inhóspita zona que atañe a este asunto es de difícil acceso, sin embargo, nada es imposible para la tecnología estadounidense de guerra. El gobierno de Bush cuenta con geoestrategas y especialistas en seguridad nacional de grandes alcances que fácilmente podrían divisar el problema en el noroeste de Pakistán, sin embargo, parece que a EU no le han interesado mucho controlar esas zonas en donde se encuentran pocas riquezas naturales a comparación de Iraq.

En resolución, Estados Unidos se ha equivocado en los frentes que ha abierto en su lucha contra el terrorismo y la amenaza fundamentalista islámica. A partir del comienzo de esta campaña la amenaza talibán se ha concentrado en el noroeste de Pakistán, donde actualmente pululan cientos de combatientes dispuestos a dar sus vidas con tal de causar daño a los intereses occidentales en la región. El próximo presidente norteamericano debe definitivamente volcar todos sus esfuerzos para establecer control en la zona, sin embargo, tal cosa no la logrará siguiendo la tónica bushiana, es decir, mediante acciones militares. El presidente Musharraf debe ser presionado para que imponga en las zonas afectadas por la violencia medidas como programas de desarrollo social y económico, tales como reactivación de la educación, incentivos al campo, inversión en infraestructura, entre otras. No será con más misiles y civiles muertos como se apaciguarán a los simpatizantes talibanes sino con acciones que coadyuven a respetar su libertad religiosa así como su preservación de valores tradicionales, los cuales Occidente, especialmente EU, se empecina en atacar en aras de preservar su seguridad, sin embargo, es un secreto a voces sabido por todos: Occidente no va por valores, sino por recursos naturales, lástima que la región noreste de Pakistán no los tenga en abundancia.

2 comentarios:

Dr. Acula dijo...

Después de tu muy lamentable comentario en mi entrada, te invito a intentar enfocar las cosas desde perspectivas distintas. Después de echar una leía a tu terriblemente presuntuoso y no menos tedioso blog, te invito a intentar entender el contexto general del post que tan rimbombantemente comentaste. Muestras una irremediable carencia de pensamiento perspectivista.
Como podrás notar, o más bien deberías, no todo mundo se mueve en tu corriente postmodernísima y neoliberal de fanfarroneos inútiles.
Échale más ganas cuando intentes desacreditar algo que no entiendes.

Dr. Acula dijo...

Pues no te creas eh, solo tengo cosas más importantes que hacer que aportarte cosas que evidentemente ya sabes. :)
Ciao.