sábado, 18 de abril de 2009

¿Será Bagram un nuevo Guantánamo?


El cierre de la prisión fantasma de Guantánamo en Cuba, ajena a todo Derecho Internacional, significó el primer paso hacia la reconstrucción de la política exterior estadounidense por el histórico nuevo presidente Barack Obama. Bien es sabido que esta prisión se caracteriza, (aún no se cierra sino hasta dentro de un año) por tener a los prisioneros más “peligrosos” según lo expresaba el “brillante” presidente George W. Bush. La mayoría de estos prisioneros eran tratados de manera inhumana, pues se les aplicaban torturas que la Casa Blanca permitía tales como el famoso waterboarding, la interrupción de sueño, así como vejaciones sexuales y golpizas al por mayor.

Gracias a la llegada de Obama a la presidencia, estos actos atroces contra la naturaleza del hombre están siendo erradicados en Guantánamo y probablemente hacia el comienzo de la primavera de 2010 la prisión situada en Cuba cerrará completamente un capítulo ignominioso de la historia contemporánea de EU. La tarea no va a ser sencilla, ya que todavía no se determina qué hacer con algunos de los prisioneros, la mayoría de países islámicos, que no pueden regresar a sus países de origen, así que deberán ser admitidos por algún país europeo o incluso dentro del mismo EU para continuar su juicio, ahora sí con todos los instrumentos jurídicos al alcance del detenido.

Obama ha tomado sabias decisiones con respecto a la relación EU-mundo islámico. Cerrar Guantánamo no sólo complace a las organizaciones internacionales encargadas de denunciar violaciones a los derechos humanos tales como Human Rights Watch o Aministía Internacional, sino que proyecta una nueva visión estratégica de lo que se debe hacer con los prisioneros acusados de terrorismo, lo cual genera marcos comprensivos de cooperación entre los gobiernos islámicos y el estadounidense. El gran problema de todo esto es que Guantánamo no es la única prisión en donde hay terroristas; Bagram es otra prisión que muy probablemente se convierta en un nuevo Guantánamo.

Así como a Obama se le ha elogiado por comenzar a tomar medidas que transformen la imagen internacional de Estados Unidos, también hay que ser críticos sobre algunos puntos en los que las políticas de la nueva administración pudieran llegar a convertirse en una repetición de aquellas de las de Bush. El manejo de la prisión en la base aérea estadounidense de Bagram, situada aprox. 50 km al norte de Kabul Afganistán, ha suscitado el malestar de activistas, quienes consideran que Obama está siguiendo la misma línea de Bush, en el sentido de seguirles negando el derecho a los prisioneros, en su mayoría talibanes radicales, de exigir un juicio justo en cortes estadounidenses.  (Deutsche Welle, 18.4.09).

Al igual que en Guantánamo, en Bagram el Derecho internacional no existe, no hay más reglas que se apliquen a los prisioneros más que las que los oficiales de guerra estadounidenses apostados en la base señalen. El debate se centra en si los prisioneros deben o no tener acceso a un juicio justo después de ser detenidos en la conflictiva zona. El Departamento de Justicia de Estados Unidos aduce que la base está situada en zona de guerra totalmente alejada de las costas de aquel país,  por lo que la ley en esos casos no aplica, sino que las condiciones del terreno van marcando lo que se debe de hacer con los prisioneros. (Fox News, 16.4.09).

Buena parte de esto es cierto, sin embargo, por encima de cualquier cosa debe cuidarse que sean respetados los derechos humanos de los detenidos.

Bagram tiene 500 detenidos y se espera que aumente este número, debido al anuncio del presidente Obama de incrementar los efectivos militares en la zona, lo cual conllevará a más acciones en el noroeste afgano de los ejércitos de la OTAN, principalmente el estadounidense.

Así, Bagram se convierte en un asunto muy delicado para Obama, quien por cierto no ha hecho declaraciones al respecto. Afectará demasiado la imagen del presidente si no hace nada al respecto; aún tiene la oportunidad de evitar una nueva mancha en la borrascosa historia norteamericana.

Ahora bien, por otro lado, hablando en términos generales la estrategia adoptada por Obama en torno a la pacificación de Afganistán es muy riesgosa. Quien sepa de historia no podrá negar que Afganistán es una “tumba imperial”, basta preguntarle a Alejandro Magno, a los ingleses en el XIX y a los soviéticos en los años 80 del siglo XX. Si la historia se compusiera de leyes, estaría tentado a decir tajantemente que Obama fracasará estrepitosamente en la pacificación de Afganistán, pues para esto es necesario tener 500,000 soldados en la zona, lo cual es técnicamente imposible. Lo anterior es señalado por Milton Bearden, antiguo agente de alto rango de la CIA en Pakistán en los ochenta,  en su artículo “Obama´s war, redefining victory in Afghanistan and Pakistan”, (Foreign Affairs, abril 2009). Según Bearden, más allá de ir a pedir tropas a Europa e incrementar sus efectivos militares en el país asiático, Obama lo que necesita es redefinir su estrategia y enfocarla mucho más a buscar la reconciliación con sectores con los que actualmente está luchando. Sectores moderados del Talibán pueden ser cooptados mediante negociaciones diplomáticas, tarea  que Richard Hoolbroke, enviado especial de la Casa Blanca a Afganistán y Pakistán, puede realizar muy bien aprovechando su habilidad de negociación.

Considero que militarmente Estados Unidos nunca podrá pacificar Afganistán. Si prioriza la vía militar por encima de todas, o incluso como la única tal y como hizo Bush, Obama concretará otro fracaso más de Estados Unidos en materia de política exterior. Lo que debe de hacer es aplicar mecanismos civiles en la reconstrucción de este país: empleo, educación, inversión, democratización e infraestructura son los pilares sobre los que se debe erigir la reconstrucción del Estado afgano. 

2 comentarios:

Unknown dijo...

Me gusta como siempre aduces buenos argumentos históricos, es de buena extensión tu artículo, pero considero que termina de manera sencilla y algo abrupta. ¿Qué más puedes decir sobre este problema?, Fue entretenido leer tus comentarios "malvibrosos", como siempre!
Sigue así, Jimena.

Consalvo Ferrante dijo...

Mirad, yo creo que a Obama hay que verlo con cuidado. Por un lado muestra su cara benévola en la cuestión de derechos humanos y políticas populares dentro de su país.
Pero por otro, pareciera que solo le da "vuelta a la tortilla" en los asuntos de medio oriente.
Hay que tener en cuenta que si bien busca limpiar la trastada de Bush en Irak, la propuesta para Afganistán es muy peligrosa. El aumento de la presencia militar en Afganistán solo aumentará ña actividad guerrillera, además negociar con los talibanes moderados -que a fin de cuentas siguen siendo talibanes- no puede dejar mucho bueno si tomamos en cuenta que entre estos mismos gupos hay muchas disputas internas que hace que se disuelvan y reorganicen constantemente.
De momento la situación en Afganistán se torna fea, teniendo en cuenta que pareciera que a Obama le vale un comino la situación de los derechos humanos en Afganistán.
Por otro ladu, su política de apoyo incondicional a Israel dejan en claro que solo es pura palabería política lo que Obama frecerá en los siguientes años, por lo que desconfiaré de el totalmente y con beneplácito veré su muerte -si es que ocurre- a ese maldito masticavainas negro amante de los judíos.