miércoles, 7 de enero de 2009

Sobre Gaza y la necesidad de reestructurar el orden internacional

Después de un prolongado descanso ocasionado por asuntos escolares y de fin de año me permito retomar la publicación en mi blog con un tema que merece la atención del público en general. Ante tales eventualidades no se puede ser indiferente. Simplemente no. Por lo tanto, las siguientes líneas las dedicaré, sin ser un experto en Medio Oriente ni mucho menos, a abordar la problemática actual en la Franja de Gaza desde una perspectiva geopolítica y diplomática. Abarcando a los autores de mayor peso en el concierto de las naciones, sus posiciones y sobre todo la influencia que puedan tener para detener la matanza de palestinos perpetrada por manos judías.

Europa, Rusia y China están pagando caro su nula influencia geopolítica en asuntos relacionados con Medio Oriente, pues Estados Unidos ha acaparado totalmente lo relacionado con esta conflictiva región del planeta, “casualmente” la más violenta de todas. (Que raro que la región en donde EU está más metido sea la más violenta). No hay duda que una de las mejores labores que realizaron los encargados de la política exterior estadounidense en los ciclos presidenciales de la posguerra, fue el fortalecimiento de los lazos entre Estados Unidos e Israel y la nulidad total de las potencias europeas, principalmente Francia, Alemania e Italia. Gran Bretaña ha mantenido un estatus medio, ya que básicamente se pliega a todas las decisiones que Washington toma.

Voy a explicar a grandes rasgos lo que está sucediendo en Gaza, aunque realmente es cosa que el lector ya debería saber, empero, considero necesario para el buen entendimiento del presente escrito que se capte la idea general de los acontecimientos que comenzaron hace algunas semanas. Cuando uno lee la prensa internacional es increíble percatarse de la polaridad de opiniones en torno a lo acaecido en Gaza. Por un lado, la prensa anglosajona, cuyos principales diarios (The Guardian, The Financial Times, The Times, The New York Times, The Washington Post) se han caracterizado por tener una visión totalmente conservadora en materia de política exterior, ha aducido que lo que se está viviendo en aquella densa región fue ocasionado indiscutiblemente por los ataques de Hamas con misiles de fabricación casera a ciudades sureñas de Israel. Mientras tanto, medios árabes (Al Jaazera, agencia de noticias con base en Qatar) muestra, a mi juicio, una visión más moderada del asunto, pues efectivamente condena y fustiga la incursión israelita a tierras palestinas, pero reconoce la acción de Hamas, sin embargo, no manifiesta que el partido radical islámico rompió la tregua de seis meses que desde junio del año pasado tenía con el Estado de Israel. Por su parte, la prensa hebrea (Haaretz, Debka, The Jerusalem Post), evidentemente, culpa de la tragedia a Hamas única y exclusivamente, y pone de manifiesto el derecho que tiene Israel de defender a sus ciudadanos.

Se me ocurre un parangón al respecto; cuando Rusia invadió Georgia en el verano pasado, el argumento principal que manejó para realizar la no menos sangrienta incursión fue el derecho que tenía de defender a sus ciudadanos osetas (los osetas del sur tienen ciudadanía rusa; para más al respecto véase mi artículo “Arde el Cáucaso”) de los ataques perpetrados por fuerzas federales georgianas. La respuesta fue desproporcionada y totalmente fuera de la realidad militar que exigía un mero bombardeo estratégico a las instalaciones militares georgianas. Lo mismo está pasando en Gaza. Israel, que se supone está bombardeando sólo instalaciones de Hamas, ha asesinado a más de 600 civiles inocentes (Al Jaazera 7.1.09) que han sido víctimas tanto del gobierno fanático de Hamas como de la atrocidad y el abuso militar del ejército israelita. Mientras más penetren las fuerzas judías dentro de la Franja de Gaza, más será el daño causado a la población, ya que los combates se realizan en plena ciudad en la que la gente está expuesta y sin protección.

Ahora bien, la comunidad internacional se ha movilizado para frenar la guerra en Gaza. El país europeo que más ha puesto empeño en esto ha sido Francia, cuyo presidente Nicolás Sarkozy es un activo diplomático, siempre estando presente en las negociaciones de paz y buscando soluciones inmediatas a los conflictos (recuérdese que él negoció la paz que puso fin a la guerra en Georgia). Sarkozy junto con el presidente de Egipto Hosni Mubarak, en el balneario egipcio de Sharm el-Sheik al sur del Sinaí, delineó un proyecto de cese a las hostilidades, en el que destaca el alto total a las hostilidades, siempre y cuando Hamas deje de atacar los asentamientos judíos en el sur de Israel. A pesar del empeño que han mostrado los encargados de la política exterior, se puede observar la enorme falta de influencia que tiene hacia Israel. En pocas palabras, Israel está haciendo lo que quiere. Esto se puede entender con grandes potencias mundiales como Rusia y Estados Unidos, que en sus guerras recientes desoyeron a la comunidad internacional, pero en un poder medio como Israel, ¿cómo es posible que se pase por el Arco del Triunfo las exigencias de detener inmediatamente las hostilidades? Primero que nada, como ya señalé, Israel tiene el apoyo incondicional de Estados Unidos; segundo, el propio los mundos árabe e islámico (que no son lo mismo) han mostrado una falta de consenso con respecto a la posición que se debe tomar en este conflicto. Egipto, Arabia Saudita, Turquía, Indonesia, Pakistán, que son los países islámicos de mayor peso no han pronunciado una enérgica protesta en contra de los judíos. Uno se preguntará cómo esto es posible, ya que ciñéndose a la teoría del choque de civilizaciones del magnífico analista internacional Samuel Huntington, fallecido hace unas semanas, los países hermanos, en términos civilizatorios, de los palestinos deberían de apoyar incondicionalmente a Hamas y emprender una guerra directa contra el enemigo judío. Sin embargo, la realidad geopolítica actual desmiente la interesante propuesta de Huntington, en donde los países se alinean con forme a intereses financieros, macroeconómicos y geopolíticos. De hecho, no es tan reciente este fenómeno, pues mientras Huntington escribía su teoría del choque de civilizaciones (véase, el artículo del citado autor llamado “The Clash of Civilizations” en la influyente revista Foreign Affairs del verano de 1993) Estados Unidos proporcionaba ayuda subrepticia a un Estado musulmán en contra de un cristiano ortodoxo (Bosnia vs Serbia). Así como el año pasado avaló la creación de un estado artificial en donde existía una milicia fundamentalista islámica (Kosovo). Entonces, no todo es civilización ni cultura, la realidad global nos ha demostrado que eso no pesa lo que Huntington verdaderamente pensó que pesaría en las relaciones internacionales contemporáneas.

Así pues, Gaza no tiene el respaldo incondicional de sus “hermanos” árabes y musulmanes. Únicamente cuenta con el apoyo de Siria, cuyo gobierno tiene un discurso extremadamente violento hacia Israel, e Irán, que no es necesario decir que posición tiene, con tal de saber que su presidente Mahmud Ahmadinejad menciona que Israel debe ser borrado del mapa. Obviamente Hezbollah, milicia fundamentalista chiita con base en el sur de Líbano, también apoya a Hamas, pero este apoyo no se ve traducido en aportes militares o humanitarios sino que es mercamente moral. Tercero. La comunidad internacional está queriendo resolver un conflicto regional bajo modelos que están fuera de la realidad global en materia de política exterior. Con esto quiero decir que los mecanismos de control de seguridad mundial en las Naciones Unidas están rebasados por las actuales circunstancias. No estamos más en aquel mundo bipolar del siglo pasado, ni el mundo unipolar de la década de los noventa, en el que Estados Unidos hacía y deshacía a su antojo. La realidad es otra, hay múltiples actores regionales y mundiales que hacen necesaria la búsqueda de consensos en cualquier conflicto, ya sea regional y menos probable global. Lo anterior ya lo divisó el extraordinario geoestratega polaco-estadounidense Zbigniew Brzezinski, asesor de Barack Obama en materia de política exterior, quien en una conferencia magistral en el prominente think thank británico Chatham House delineó lo que podría ser la nueva política exterior de Estados Unidos bajo la presidencia de Obama. (Véase Chatham House 28.11.08). A pesar de que realmente es aceptable lo que propone el señor Brzezinski, hay dos cosas que faltan y que atañen directamente a este texto. Una es la reestructuración del Consejo de Seguridad de la ONU (CSONU) en donde se manifiesta claramente la caducidad del orden global pasado. Tres de los cinco miembros son occidentales (Estados Unidos, Francia y Reino Unido), y China y Rusia tienen nula influencia en Medio Oriente, y menos aún, en Palestina. El único miembro árabe del CSONU es Libia, que funge en este periodo 2008-2009 como miembro no permanente sin derecho a veto. De hecho Libia hace unos días propuso una moción para que se condenara la incursión israelí, sin embargo, Estados Unidos la rechazó. Entonces, lo que se debe hacer para afrontar con mayor eficacia ya no este conflicto, pues ya no se actuó eficazmente, sino otros eventuales choques armados entre diferentes Estados, es aumentar el número de miembros permanentes en el CSONU a 10, más otros 5 no permanentes, y eliminar el poder de veto, el cual únicamente sirve para defender los intereses particulares de determinado país. Los cinco nuevos miembros serían elegidos, ahora sí como diría Huntington, por la civilización a que pertenecen. Así, India tendría que ocupar un asiento permanente no sólo por su la grandeza de su civilización sino por el peso macroeconómico y geopolítico- regional que tiene; además de que tiene armas nucleares. Pakistán, también con armas nucleares, representando al mundo islámico. Un país con más de 170 millones de habitantes de enorme peso en asuntos relacionados con Asia Central e importantísimo actor en la cuestión afgana. Sudáfrica, potencia económica, financiera y militar del África Negra. Alemania, representando a Europa, que a pesar de que militarmente no tiene tanto peso, en materia económica y financiera representa la 3° potencia mundial. Y finalmente, Brasil representando a Latinoamérica, región que ha incrementado sustancialmente sus relaciones políticas, financieras e incluso militares con gigantes como Rusia, China e India. En cuanto a los 5 miembros no permanentes, dos pertenecerían al mundo árabe-islámico, pudiendo incluir países como Irán, Siria, Turquía, Arabia Saudita o Egipto. Uno al África Negra, pudiendo ser Nigeria, Congo o Etiopía. Uno a Europa del Este, en donde países como Polonia, República Checa o Ucrania podrían desempeñar papeles más protagónicos que los que actualmente tienen. Uno a la región Asía-Pacífico, en donde los principales candidatos serían Australia, Japón y Nueva Zelanda; y finalmente, pero no menos importante, uno a América Latina, en donde México, Argentina o Venezuela podrían jugar un papel importante como piezas en el tablero internacional mundial. Así, el CSONU sería un organismo internacional totalmente legítimo para tomar decisiones, pues sus resoluciones contarían con el mayor grado de consenso de la comunidad internacional, en donde la eliminación del poder de veto evitaría el solapamiento de países protegidos, principalmente por Estados Unidos.

Ahora bien, ¿qué se debería de hacer para salir de la crisis en Gaza? Primero que nada, frenar los ataques israelitas y retirar las tropas de dicho país. Al mismo tiempo, la ayuda humanitaria debe empezar a fluir rápidamente. Al parecer, el ejército abrió un corredor de ayuda humanitaria, (CNN, 7.1.08) ya que se corre el riesgo de provocar una crisis de devastadoras consecuencias en un pequeño territorio de aproximadamente 1.5 millones de personas (la densidad de población es de 4.200 habitantes por km2, pero no es suficiente. Segundo: Israel una vez que retiró el grueso de sus tropas de tierra debe enviar un comando especial para destruir la infraestructura militar de Hamas, pero ojo, aquí está la clave para comprender el problema. En última instancia, Israel quiere deponer a Hamas del gobierno en Gaza, esto sería una violación flagrante del derecho internacional, puesto que Israel no tiene ningún derecho a quitar y deponer el gobierno de ningún país. En lo único en lo que estoy de acuerdo es que debe de evitar que se sigan lanzando misiles a ciudades judías, pero en ningún momento derrocar a Hamas, pues esto traería más inestabilidad a la región. Deponer a Hamas significaría orillar a esta agrupación al ostracismo, lo cual generaría más ataques suicidas contra los israelitas. No hay región donde la máxima de “violencia genera más violencia” se cumpla con mayor cabalidad como en Medio Oriente. Tercero. Una misión permanente de paz de Naciones Unidas debe ser desplegada. Soldados de pacificación y comisiones especiales deben monitorear el respeto de ambos bandos del cese al fuego. Esta misión debe de permitir el rápido suministro de los alimentos y ayuda médica, debido a que la capacidad de los hospitales de Gaza está rebasada por los miles de heridos que se tienen que atender. Asimismo, la misión de paz coadyuvaría a restaurar el estado de derecho en Gaza, pues los constantes bombardeos han destruido gran parte de la infraestructura gubernamental en la Franja.

En última instancia, crear un Estado Palestino es importantísimo para buscar la tan ansiada estabilidad y paz en la región. Hace algunos años la próxima secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton mencionó que crear un Estado Palestino “es muy importante para el gran objetivo de buscar la paz en Medio Oriente”. (The New York Times, 7.5.1998) Siendo así, el reconocimiento internacional y la integración de Palestina a nivel Estado generarían una mayor cooperación entre los actores de la política mundial y neutralizaría la inmensa influencia estadounidense (principalmente republicana). Por consiguiente, la próxima administración de EU (demócrata) tiene la complicada tarea de crear el ambiente propicio para la creación de nuevo Estado bajo todos los parámetros que marca el derecho internacional, pues no debe de quedar ninguna duda en la legitimidad y legalidad del nuevo integrante de la comunidad internacional. La creación de un Estado Palestino en épocas anteriores fue casi imposible, ya que la política exterior estadounidense estaba dominaba de manera abrumadora por los neoconservadores, quienes con la transición que se llevará a cabo en unas semanas, perderán la gran influencia que tenían dentro de la cúpula política norteamericana. Entonces, ahora más que nunca es posible la creación de una Palestina libre; sólo deben conjugarse la voluntad de las potencias occidentales y la mayor participación de actores como Rusia y China para poder neutralizar tanto a Israel, que con un discurso violento y unilateral no ayuda en nada a la pacificación, así como también las actitudes beligerantes de Hamas, Hezbollah e Irán. El fundamentalismo, radicalismo y sionismo es igualmente dañino y perjudicial para la máxima meta en la región: buscar la paz y evitar que sigan las matanzas de civiles inocentes ya sean judíos o palestinos.

1 comentario:

Consalvo Ferrante dijo...

Imposible es alcanzar la pax en Palestina mientras exista un estado judío. Esto por las siguientes razones:
1.- Israel fue creado en base a la limpeza étnica y el genocidio de grandes masas de población nativa palestina (recuérdese que los judíos son originarios de Európa, o por lo menos estuvieron ausentes de la región por dosmil años).
2.- La Nakba o catástrofe es algo que aun vive en los corazones de los palestinos. Sentimiento de dolor y odio avivado por las crueles políticas de segregación que mantienen los israelitas contra los palestinos. Nótese el paralelo que esto tiene con la segregación que hubo en Sudáfrica.
3.- La creación de una Palestina "libre" propuesta por las potencias occidentales plantea la existencia de un microestado separado geográficamente a expensas de un estado mucho mayor de caracer sionista, cuando ese estado sionista fue por siglos el hogar del pueblo palestino. La injusticia de ello es tal que no será aceptada por el pueblo palestino al menos que se le extermine.
4.- Mientras el estadio israelie sigua manteniendo una política de supremacía sionista y judía coo factor caracterizante de la nación los palestinos jamás tendrán posibilidad de tener independencia mediante la pax.
Tdo esto deja una clara opción para la pax, la cual ya ha sido prpuesta por académicos israelies como el prestigiado doctor en Historia or la Universidad de Haifa, ni más ni menos que Illan Papé. Dicho hstoriador experto en la Nakba y los crímenes contra los palestinos sugiere el dejar de lado el sionismo como política de coheción nacional y la creación de un estado sin pretenciones religiosas que integre a los actuales pueblos judíos y palestinos bajo una misma nación con igualdad de derechos. Esto es inaceptable para la mayoría de la población israelita, pero se ha notado una gran tendencia de la población palestina para fraternizar con sus vecinos cerdos... digo judíos siempre y cuando halla beneficios y los judíos no se muestren hostiles.
Por lo tanto, la ONU en vez de pronunciar mamadas sobre paz entre ambos estados debería toar responsabilidad y crear un estado unico donde pueda existir igualdad y pax verdadera, y no hacer pendejadas como la de dar l mayor parte del territorio a unos recien llegados y permitir algo como la Nakba, talc omo ocurrió en 1948, y cuyas cosecuencias no se dejan de sentir.